El cocinero Dani García ("Calima", Marbella) negocia la apertura de alrededor de 30 locales de su cadena de gastrobares "La Moraga" en varias localizaciones fuera de España, entre ellas Alemania, Marruecos, Japón y Estados Unidos.

En una entrevista concedida a Efeagro, García ha precisado que los contratos todavía no están firmados -sino que son "de ida y vuelta", para concretar detalles- y que prefiere ser "prudente", ya que aún existe la posibilidad de que alguno no llegue a cerrarse.

"No quiero desaprovechar el momento, porque es un concepto muy bueno, que a la gente le gusta y que puede funcionar; pero tampoco quiero ir como loco", ha subrayado.

Los nuevos locales utilizarían la fórmula del "máster franquiciado" -por la que el franquiciador otorga al franquiciado el derecho a explotar el negocio en un territorio determinado-, pero con matices.

En concreto, ha indicado que quiere participar en muchas de las nuevas sociedades que se creen fuera de España con el objetivo de "tener más el mando" de lo habitual en una franquicia "pura y dura".

Según García, los países en los que más han avanzado las negociaciones son Alemania, Marruecos, Arabia Saudi y Japón, aunque también ha recibido ofertas de Qatar o Brasil.

En Alemania, el equipo de García negocia la apertura de 20 locales, mientras que en Marruecos se habla de cinco y en Nueva York, de uno.

En este último caso, los trámites van "muchísimo más encarrilados", aunque no prevé abrir hasta marzo de 2012, como mínimo.

En España, el cocinero cuenta con nueve establecimientos de "La Moraga" y tiene previsto inaugurar en julio un nuevo local en Granada, donde sólo queda por perfilar algunos detalles.

García ha asegurado que también tiene una "deuda pendiente" con Sevilla -donde los trámites todavía "están bastante verdes"- y que le gustaría abrir en Madrid, aunque cree que todavía no cuenta con el personal "adecuado", ni las herramientas necesarias para comenzar su expansión en la capital.

Por otra parte, el cocinero acaba de convertirse en arrendatario del local de "Calima", su restaurante gastronómico (con dos estrellas Michelin), por lo que deja de trabajar para la cadena Sol Meliá, a quien pertenecía el establecimiento desde hace seis años.

A su juicio, esta nueva relación -plasmada en un contrato a diez años- le permitirá hacer las cosas "de una manera diferente".

"Entendemos un restaurante de alta cocina con una creatividad desbordante que no puede ser corrompida por el dinero; y en Calima, la creatividad sólo podía ser corrompida por el dinero", ha afirmado.

El cocinero, que se ha mostrado muy agradecido a todo lo que la cadena hotelera ha hecho por el "durante los últimos años", no cierra las puertas a futuras colaboraciones con la compañía, aunque por el momento no se ha planteado ninguna iniciativa de este tipo.

La desvinculación de Sol Meliá no supondrá muchos cambios, salvo algunas modificaciones en el local -ampliación de la cocina o sillas nuevas- y en su propuesta culinaria, que pasa de tener dos menús de degustación a tener sólo uno, ha explicado.

A su juicio, contar con un restaurante gastronómico como "Calima" -con un precio medio de entre 150 y 170 euros- y con otro formatos como "La Moraga" o su "bistrot" "Milmilagros" -que oscilan entre los 15 y 30 euros- le ha permitido afrontar la crisis económica con mucha solvencia.

"Siempre hay un público que sigue teniendo poder adquisitivo para continuar viniendo a sitios como ''Calima'' y también hay un gran público que, a pesar de la crisis, puede permitirse salir a tomar unas tapas", ha resaltado.