UNA NOTICIA para los políticos protagonistas de las elecciones que hemos padecido últimamente. Como dijo una joven política, EL DÍA observó una conducta elegante, imparcial y equilibrada durante la campaña. Y gracias a esa actitud que mantuvo nuestro periódico se produjeron los resultados conocidos, salvo la debacle que sufrió el Partido Socialista, que fue mucho mayor que la pronosticada por cualquier medio. Nosotros titulamos con la palabra debacle, aunque la prensa nacional esta debacle la definió como derrota, desastre, hecatombe; en definitiva, y como decimos, ocurrió algo que se esperaba aunque se confiaba en que no fuera tan profundo. El hoyo que les estaba cavando Zapatero a los suyos ha sobrepasado los cálculos más pesimistas de sus adláteres. Dicen muchos que es increíble que Zapatero no haya dimitido –vicepresidentes tiene dos para sustituirlo en el cargo– y que no haya desaparecido todavía no sólo del panorama político, sino también de España; no se comprende que no se esconda bajo tierra para que no se sepa donde está.

Se dice también que hemos estado gobernados por un mentiroso compulsivo. Otros hablan de un resentido que ha desenterrado los odios de la guerra civil. El caso es que todos coinciden en señalarlo como un loco con ideas demenciales. Ya veremos cómo quedan las cosas en España y cuál será el premio que el buen pueblo español le dará a este nefasto gobernante. Por lo que a nosotros respecta, repetimos un día más que allá los españoles, los peninsulares, con el señor Zapatero. A nosotros nos afecta sólo porque todavía somos una colonia de España. Cuando nos convirtamos en una nación soberana con su Estado, poco nos importará que al frente del Gobierno español vuelva a estar un incapaz político. Nos dolerá por los padecimientos de la gente, ya que es el pueblo quien padece las ineptitudes y sinvergüenzadas de los que mandan, pero no nos perjudicará en lo económico como ocurre ahora. Porque como decíamos en nuestro comentario de ayer, ¿de qué nos sirve tener dos capitales si nuestros asuntos no se resuelven en ninguna de ellas sino en Madrid?

Si EL DÍA hubiese adoptado durante la campaña electoral, e incluso antes, otra actitud más beligerante, no neutral, como la que ha tenido, don Paulino Rivero no existiría hoy. Si don Paulino vive políticamente es porque EL DÍA, con su comportamiento elegante que dijo esta señora, lo ha mantenido y lo mantiene en la brecha. Pero todavía EL DÍA está en posición de reaccionar. Tal vez lo haga, aunque de momento queremos ver hasta qué punto son capaces los políticos de enmendar sus errores. Queremos ver si, a pesar del caos en el que se mueven, realmente quieren lo mejor para el pueblo. Porque el pueblo se lo merece todo. Los políticos no merecen nada sino el desprecio. Las políticas que se han llevado a cabo en Canarias durante los últimos años han sido negativas y desgraciadas para los nativos, para el pueblo común. Para las familias que se mueven con pocos recursos. Han sido esas políticas muy desesperanzadoras, muy negras para los hogares que carecen de ingresos porque todos sus miembros están en paro y tienen que vivir de la caridad pública. Eso en el aspecto familiar. Si nos ponemos a examinar la actitud de los parados, de los pobres, de los viejos, de los dependientes, vemos que no reciben ayudas y no tienen esperanzas de obtenerlas en el futuro.

Este editorial de hoy lo ilustramos con un gráfico que nos ha enviado la Comunidad Canaria en Londres. Se trata de una imagen que no hemos querido publicar antes para no alterar la campaña electoral; para no soliviantar los ánimos y así evitar males mayores. Observe el lector cómo al lado de la puerta que abre don Paulino está el escudo con la corona real. Sólo faltan los perros que la lamen. También puede apreciarse que en ese escudo se ha eliminado cualquier referencia a Tenerife: todas las islas son iguales. Esa ha sido una de las grandes obras de los nacionalistas, socialistas y populares canarios en el Parlamento autonómico. La reducción al mínimo de todo lo que signifiquen y sean valores de Tenerife. Recuerden los tinerfeños que siempre en el escudo de Canarias había el perfil de una isla que era mayor que las demás; una isla que era Tenerife. Miren ustedes cómo los sinvergüenzas parlamentarios, de los que ya hemos publicado fotos, la redujeron a un simple triángulo; uno más. Todo ello a petición de Las Palmas y para no molestar a los canariones. Cada vez que pensamos en lo que se le ha consentido a la tercera isla nos echamos las manos a la cabeza. Mientras tanto, siguen los parados y los jóvenes sin empleo. Sigue la crisis económica, sigue la persecución a los empresarios y perduran las condiciones que le hacen imposible a éstos crear empleo.

Una de las cosas que más nos han dolido de los resultados electorales es la aparición de una formación política que nació para perjudicar a Tenerife. Un partido formado por falsos ecologistas, verdes y profesores de la Universidad de La Laguna que se refugian en esta institución académica para oponerse a todo. Si los dejan, acaban con Tenerife. Ya han logrado parar proyectos esenciales para la Isla principal. Siguen empeñados en que no salga el puerto de Granadilla y en que no progrese la playa de las Teresitas. Todo ello, lo decimos un día más, por conveniencia de Las Palmas. Ya veremos qué sucede cuando se constituyan las corporaciones. Para frenar a Zerolo y la playa de las Teresitas se inventó don Santiago Pérez Ínsula Viable, denunció al alcalde y a los concejales de Santa Cruz que votaron a favor del progreso de la ciudad y posteriormente también a unos empresarios generadores de empleo.

Un día más tenemos que insistir en lo mismo: no podemos avanzar sin independencia, sin libertad, sin ser dueños de nuestros propios recursos. La autonomía es una máscara y una mascarada con la que los españoles tratan de ocultarle al mundo nuestra infame condición colonial. Señor Rivero y señores de CC: no le mendiguen a Zapatero los votos de sus diputados en Canarias para mantener la presidencia de la Comunidad autónoma. Pongan encima de la mesa lo que hay que poner y exíjanle la independencia. O por lo menos que comiencen las conversaciones para la independencia de Canarias. Que se olviden Zapatero y España de seguir dando la callada por respuesta, como han hecho hasta ahora, porque la estrategia del silencio de sus medios de comunicación, que hablan de movimientos de "indignados" pero ocultan la indignación que está surgiendo en Canarias por la esclavitud a la que nos somete la metrópoli, que tapan igualmente los movimientos para conseguir nuestra independencia, no les valdrá siempre porque el pueblo está despertando de su narcosis. Lo hemos dicho en otras ocasiones y lo repetimos hoy. Cada día son más los canarios conscientes de que no pueden seguir colonizados; de que no quieren seguir como esclavos de los españoles. Se convierten en multitud los habitantes de estas Islas que aspiran, ya de una forma abierta, a recuperar su libertad, su identidad y su dignidad.

Comenzábamos este editorial diciendo que España no puede seguir así pero, lo repetimos, allá España. Lo que nos debe importar es Canarias y su futuro. ¿Tiene futuro –lo preguntamos un día más– un territorio esquilmado hoy más que nunca por la metrópoli que lo coloniza? ¿Tiene porvenir un país –porque Canarias es un país, una nación sin Estado, aunque la Constitución española se emperre en decir que somos una comunidad autónoma– con el 30 por ciento de su población con edad y condiciones de trabajar en situación de desempleo? ¿Podemos esperar un futuro mejor quienes vemos a muchos de nuestros compatriotas en las colas para que les den algo que llevarse a la boca? Tenemos futuro, pero como nación soberana. Como colonia sólo podemos aspirar a más hambre, a más miseria, a más desempleo y más desesperanza. Cada día que perdamos es un paso atrás. ¿Qué debemos hacer, qué mas podemos decirle, para que usted y sus nacionalistas se convenzan, don Paulino?