La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, visitó ayer Islamabad con la mirada puesta en la lucha antiterrorista y la guerra afgana para reconducir la relación con Pakistán, en crisis tras la muerte de Osama bin Laden.

"No hay absolutamente ninguna prueba de que alguien al más alto nivel en el Gobierno paquistaní supiera que Bin Laden vivía solo a unas millas de donde estamos hoy", declaró Clinton en rueda de prensa tras reunirse con las cúpulas civil y militar de Pakistán.

Aunque Clinton descartó que las autoridades paquistaníes estuvieran al tanto de la presencia del jefe de Al Qaeda en la finca donde lo mataron los comandos estadoundinenses el 2 de mayo, lanzó varias advertencias a sus interlocutores.

"Muchos de los más despiadados terroristas, incluidos los líderes de Al Qaeda más importantes, han estado viviendo en Pakistán", explicó.

La jefa de la diplomacia norteamericana desveló que la parte paquistaní le ha admitido que "alguien, en algún lugar" conocía el paradero de Bin Laden antes de la operación en la ciudad de Abbottabad, pero no dio más detalles al respecto.

"Esta es una visita especialmente importante porque hemos llegado a un punto de inflexión. Bin Laden está muerto, pero Al Qaeda y su consorcio del terror siguen suponiendo una amenaza seria para ambos", alertó, en referencia a ambos países.

Antiamericanismo

La secretaria de Estado exigió también a Pakistán que no agite el "antiamericanismo" ni se refugie en las "teorías de la conspiración", en alusión a las criticas a EEUU y el escepticismo popular sobre la operación de EEUU contra Bin Laden.

Según un sondeo británico, un 66 por ciento de los paquistaníes no creen que EEUU matara al jefe de Al Qaeda en la operación, ejecutada por cuatro helicópteros con fuerzas de élite que llegaron hasta Abbottabad, situada no lejos de la capital.

Acompañada por el jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, Mike Mullen, que en unos meses dejará el cargo, Clinton dijo ayer haber fijado con los paquistaníes una serie de "acciones específicas" en la lucha antiterrorista, aunque no las detalló.

Y también apostó por la cooperación tanto en "desmantelar" a la red terrorista Al Qaeda en Pakistán como en el proceso de diálogo con los grupos insurgentes en Afganistán, donde Islamabad está "legitimado" para exigir protagonismo.

"Hay un impulso hacia la reconciliación política en Afganistán, pero la insurgencia sigue operando desde sus santuarios en Pakistán", insistió.