Decepcionados pero orgullosos. Así están los habitantes de Lazarevo, la aldea al norte de Serbia en la que fue capturado el exgeneral Ratko Mladic, el hombre más buscado de los Balcanes, acusado de ser el responsable de miles de muertes de civiles en la guerra de Bosnia (1992-1995).

Los vecinos de Lazarevo dicen estar decepcionados porque Mladic ha sido finalmente arrestado pero también afirman estar orgullosos de haberle ofrecido -sin saberlo, eso sí- refugio durante los últimos años de su fuga de la Justicia internacional.

Es que nadie aquí se había percatado del nuevo vecino, que al parecer sólo salía de su casa por las noches o de la madrugada para dar paseos por la zona.

Lazarevo es un pueblo como muchos en esta fértil región de Vojvodina, situada a menos de 100 kilómetros de Belgrado. Los 3.500 habitantes llegaron en su mayoría como colonos serbios de Bosnia después de la Segunda Guerra Mundial.

La gente vive de la agricultura, sus casas son humildes pero no miserables. Están bien cuidadas, igual que sus jardines.

Es difícil imaginarse que en este lugar idílico se haya escondido un hombre como Mladic, acusado por el Tribunal Penal Internacional para antigua Yugoslavia (TPIY) de los peores crímenes de guerra cometidos en Europa desde 1945.

Vivía en la casa de un primo, Branko Mladic, un solterón de unos 60 años de edad, que hoy estaba afeitando una de sus cabras mientras varios periodistas trataban de sacarle alguna declaración. Pero en vano. Branko no habla sobre su perseguido pariente.

Su granja se encuentra en la calle que lleva el nombre de Vuk Karadzic, el reformador de la lengua serbia del siglo XIX.

Ese apellido también lo tiene otro presunto criminal de guerra: Radovan Karadzic. El exlíder político serbobosnio fue capturado en 2008 en Belgrado y extraditado a La Haya.

La policía serbia asegura que el pasado jueves, cuando encontró a Mladic, fue la primera vez que se hizo un registro en Lazarevo, a pesar de que aquí viven varios parientes del exgeneral.

Los vecinos del Lazarevo ya están visiblemente irritados por la presencia de la prensa, por oír siempre las mismas preguntas, sobre todo de reporteros considerados "enemigos", como los estadounidenses, alemanes o británicos, cuyos ejércitos lideraron en 1999 los bombardeos de la OTAN contra este país.

Pero tras una breve conversación sobre el fútbol español, la final hoy de la Liga de Campeones o telenovelas latinoamericanas, acceden a dar su opinión sobre Mladic.

"De saberlo, nadie aquí lo hubiera delatado. Es un héroe nacional, que luchó por el bien de los serbios", manifiesta Milan, un campesino de 55 años, que vive en la misma calle que el primo de Mladic.

Se une a la conversación Branko, otro vecino, montado en su bicicleta. Asegura que haría "todo lo posible" para esconder a Mladic, "para que no lo encuentren ni con la ayuda de satélites".

Preguntados sobre la iniciativa de cambiar el nombre de Lazarevo en honor al capturado exmilitar, todos dicen que no les molestaría.

Al contrario. "Pueblo General Ratko Mladic, eso me gustaría", dice Branko y agrega: "y de paso podrían cambiar de nombre dos calles, una en honor a Mladic y otra a Karadzic, sólo habría que sustituir el nombre de pila de nuestra calle", dice entre risas.

Pero los que aquí parecen personajes entrañables de la historia serbia, son según la Justicia internacional los peores criminales de guerra que vio Europa en la segunda mitad del siglo XX.

Son acusados de ser responsables de unos 10.000 muertos en el asedio de Sarajevo, la capital bosnia, que estuvo bajo disparos y bombardeos indiscriminados durante más de tres años.

Además, Mladic y Karadzic están considerados como los artífices de la peor matanza ocurrida en Europa tras los horrores nazis.

En la ciudad bosnia de Srebrenica, habitada entonces por una amplia mayoría de musulmanes, fueron asesinados en menos de tres días de julio de 1995 unos 8.000 varones.

Pero esto aquí no cuenta ni interesa. Mucha gente duda incluso que Mladic sea el responsable de la matanza. "No creo que lo haya hecho", dice Neboja, rodeado por varios reporteros.

En los Balcanes, las teorías de la conspiración siempre están de moda. Por eso, algunos también ponen en duda de que Mladic haya vivido durante años en Lazarevo.

"Simplemente lo trajeron hace unos días para luego detenerlo aquí", asegura Ivan, un jubilado sentado en uno de los varios cafés situados en la principal calle del pueblo.

Pero fuera como fuera, el "carnicero de los Balcanes" está detenido, será con toda seguridad extraditado y Serbia puede mirar hacia el futuro. Y Lazarevo quedará marcada para siempre con el dudoso honor de haber sido el último refugio de Ratko Mladic.