La Interpol lanzó hoy una alerta naranja por la fuga de 417 "presos peligrosos, entre ellos miembros talibanes", el pasado abril en Afganistán, lo que representa "una gran amenaza para la seguridad global".

La agencia policial internacional envió este aviso a sus 188 países miembros y lo hizo público para ayudar a reconocer, localizar y detener a los fugitivos, difundiendo informaciones que permitan identificarlos, según un comunicado.

Tras la huida de los presos de la cárcel de Sarposa, en Kandahar, el pasado 24 de abril, por un túnel excavado en su subsuelo, el secretariado general de la agencia y la oficina central nacional de Washington ya intercambiaron informaciones sobre los fugitivos, en el marco de la colaboración sobre cuestiones relacionadas con el terrorismo, precisó.

Interpol, cuya sede central se encuentra en Lyon (este de Francia), lanzó esta alerta a petición de su oficina central en Kabul y le dio el grado "naranja" por el riesgo que plantea para la seguridad de los ciudadanos de todo el mundo la huida de esos presos, señaló.

Elogió el trabajo de las autoridades de Afganistán y las oficinas de Interpol en Kabul y Washington por su papel en el intercambio de información vital con la red mundial de la agencia policial internacional.

En la nota celebró, igualmente, que se hayan inculcado mejores estándares para afrontar la fuga de presos que representen un riesgo de seguridad para la comunidad internacional.

El pasado 27 de abril, el secretario general de Interpol, Ronald K. Noble, criticó que, "con los cientos de miles de millones que se gastan cada año en Afganistán", lo que ocurrió en ese país se podía considerar como un "vacío inaceptable de la seguridad global".

En particular porque no había sido posible entrenar y equipar a las autoridades afganas para que pudiesen obtener, guardar y compartir informaciones básicas, como fotografías, huellas digitales y de ADN de los presos.

Nopble lamentó entonces que "tres años después de la mayor fuga de una prisión de Afganistán", cuando en 2008 huyeron unos 900 presos, de ellos 400 talibanes, no hubiese "datos que compartir con los responsables regionales y globales" para aplicar la ley ante la eventualidad de que algo así volviese a suceder.