La crisis económica es la causa por la que en los últimos dos años ha aumentado en más del 50% el número de personas que en España recurren a los comedores sociales para alimentarse, según afirmó el presidente de la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal), José Antonio Busto.

Con motivo del XVI congreso de Bancos de Alimentos, que se celebra en Bilbao, Busto detalló que en 2009 cerca de 800.000 personas acudieron a las instituciones benéficas surtidas por los diferentes bancos de alimentos que existen en España y que esta cifra subió a 1.300.000 en 2010. La previsión es de 1.700.000 personas para este año.

"La curva es ascendente y continúa y nuestro temor cara al futuro es que, si se prolonga mucho la situación de dificultad en las empresas, éstas restringirán gastos y personal, lo que hará crecer el número de demandantes de comida y disminuir los recursos de los que disponemos", añadió.

Busto destacó que esta situación no es específica de España, sino que se extiende por toda Europa, donde más de 80 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza y, de este total, 30 millones tienen problemas de nutrición.

España es la segunda

En Europa, España ocupa el segundo lugar, por detrás de Francia, en número de bancos de alimentos y actividad. Francia tiene 79 y maneja al año 90 millones de kilos de alimentos, mientras que España cuenta con 52 bancos y reparte 84 millones de kilos al año.

La crisis económica, según dijo, también cambió el perfil del demandante de alimentos ya que hasta el año 2007 acudían personas que carecen de vivienda, marginados sociales, enfermos de sida y ancianos, pero desde 2008 se acercan a los comedores sociales personas con carrera universitaria que se enfrentan a la disyuntiva de pagar la hipoteca o comprar alimentos. Esta situación, incluso, repercute en los padres de estas personas, que han avalado la hipoteca correspondiente y se encuentran con el mismo problema.

Sobre el funcionamiento de los bancos de alimentos, José Antonio Busto hizo hincapié en que "no distribuyen residuos, sino excedentes" de empresas y grandes superficies del ramo de la alimentación, que muchas veces retiran envases con pequeños deterioros o etiquetas sueltas.

Otras veces, de forma coyuntural, llama alguna empresa que tenía prevista una exportación que, finalmente, se frustra, o se hacen colectas y, también, cuentan con los excedentes que la UE pone a disposición de los países, precisó Busto.