Polonia recuerda este fin de semana el accidente aéreo de Smolensk (Rusia), en el que perdió la vida el presidente del país, Lech Kaczynski, y el resto de los 95 ocupantes del avión presidencial polaco, una tragedia que, para la mayoría de los ciudadanos, todavía no ha sido suficientemente aclarada.

Hoy se celebrarán misas en todo el país y se depositarán coronas de flores para honrar a los fallecidos, aunque será mañana, domingo, exactamente un año después de la tragedia, cuando se desarrollen los actos más importantes.

Se espera que numerosos ciudadanos se concentren frente al palacio presidencial polaco a las 08.41 hora local (06.41 GMT), en la que el avión presidencial se estrelló el 10 de abril de 2010.

El primer aniversario de este desastre llega sin que se conozca toda la verdad sobre lo sucedido aquel domingo en el aeródromo de Smolensk, al menos así lo piensa cerca del 70 por ciento de polacos.

La mayoría de ciudadanos (un 69 por ciento) también desaprueba la actuación de sus políticos en relación con el siniestro aéreo, y lamentan que los representantes públicos no hayan sacado conclusiones de la tragedia, sumiéndose en enfrentamientos y politizando la que se considera la mayor catástrofe de la historia reciente polaca desde la II Guerra Mundial.

Este malestar de la ciudadanía se mostrará mañana en cuatro manifestaciones convocadas en Varsovia por organizaciones católicas y ultraconservadoras.

Otro escenario de la conmemoración del primer aniversario de Smolensk será Cracovia, donde Lech Kaczynski y su esposa, también fallecida en el accidente, están enterrados.

Se espera que gran número de ciudadanos acuda hasta la tumba de la pareja presidencial, entre ellos su hija, Marta Kaczynska, quien estará acompañada de Sandra Saakaszwili, mujer del jefe de Estado de Georgia, país que formó firme alianza con la Polonia de Kaczynski.

Mientras, en el aeródromo de Smolensk se concentrarán parte de los familiares de los fallecidos, a los que se unirá el presidente polaco, Bronislaw Komorowski, quien ocupó el cargo tras la muerte de su antecesor.

Komorowski volará primero a Moscú y luego viajará hasta Katyn en automóvil, invitado por el jefe del Estado ruso, Dmitri Medvédev.

Los presidentes asistirán conjuntamente a un homenaje a los fallecidos en Smolensk y, después visitarían el cementerio de Katyn, pequeña localidad donde en 1940 los soviéticos asesinaron 22.000 oficiales polacos prisioneros.

Precisamente los ocupantes del avión presidencial de Polonia estrellado hace un año se dirigían a Katyn, con Lech Kaczynski a la cabeza de una numerosa delegación que pretendía asistir a los actos de homenaje a estos militares muertos durante la II Guerra Mundial.

La presencia de Medvédev es ejemplo del acercamiento que Rusia y Polonia han experimentado tras el siniestro de Smolensk, una catástrofe que ha servido para descongelar las relaciones entre dos vecinos con una compleja historia común.

En enero de 2011 el Comité de Aviación Interestatal Ruso publicó el informe definitivo sobre los resultados de la investigación del accidente, donde se indicaba como causa directa de la tragedia la decisión de los pilotos de aterrizar a pesar de las condiciones meteorológicas adversas, así como la escasa preparación del vuelo y la insuficiente formación de los pilotos.

Polonia ha mostrado reiteradamente su disconformidad con los resultados del informe ruso.