El satélite Kepler, de la NASA, ha medido las oscilaciones de 500 estrellas similares al Sol y uno de los datos que se ha obtenido de este trabajo es que la distribución de las masas estelares difiere de lo que predicen los modelos clásicos, dijo Antonio Jiménez, astrofísico del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

Antonio Jiménez y Clara Régulo, también del IAC, han participado en el estudio de las vibraciones u oscilaciones estelares en estrellas de tipo solar, que lidera la Universidad de Birmingham y que hoy publicará la revista Science.

Antonio Jiménez y Clara Regulo se han ocupado de procesar, reducir y analizar los datos y parámetros obtenidos con el satélite Kepler, que se lanzó al espacio en marzo de 2009 con el objetivo de buscar planetas extrasolares similares a la Tierra.

Jiménez explicó que la distribución de la masa, número de estrellas con una masa determinada que se forman en una zona de la galaxia, difiere de los modelos clásicos de formación estelar, y añadió que la masa es un parámetro de fundamental importancia porque es determinante en la evolución de las estrellas.

Con los datos obtenidos con Kepler aumentan los conocimientos sobre el Universo, indicó Antonio Jiménez.

En un comunicado del IAC se señala que antes de Kepler se conocían con detalle veinticinco estrellas de tipo solar, mientras que con este satélite la cifra se eleva a 500, con lo que se obtendrán datos para comprobar o refutar los modelos clásicos sobre formación y evolución estelar.

En cuanto a la importancia de las vibraciones estelares Antonio Jiménez señaló que la luz de una estrella procede básicamente de la zona superficial, llamada fotosfera, mientras que el interior es inaccesible y por ello no se puede conocer lo que sucede realmente dentro de ellas, la única forma posible es a través de su espectro de vibraciones.

Por ello, en los años 70 del siglo pasado nació la sismología solar o heliosismología, como rama de la astrofísica, para estudiar el espectro de vibración del Sol, algo que se puede hacer desde tierra debido a la "cercanía" de esta estrella, aunque es mejor el estudio desde el espacio para evitar las distorsiones de la atmósfera terrestre.

Desde entonces se ha obtenido una información "increíble" acerca del Sol y la investigación se ha ampliado de la sismología solar a la estelar o astrosismología, que estudia los espectros de vibración de las estrellas.

Para estudiar esas vibraciones desde la Tierra hay problemas como que esas estrellas están muy lejos, recibimos de ellas mucha menos luz que del Sol y la atmósfera terrestre dificulta su observación, por lo que se estudian desde satélites.

Kepler está estudiando 150.000 estrellas y en el caso de las estrellas de tipo solar en sus distintos estados evolutivos permitirá, con los datos obtenidos, estudiar cómo ha sido el pasado del Sol y cómo será su futuro, así como comprobar o refutar los modelos clásicos de formación y evolución estelar.

Las estrellas que vibran lo hacen de manera similar a los instrumentos musicales, de forma que el sonido es diferente en función del tamaño, estructura, composición química, estado evolutivo, y otras características.

Las oscilaciones se manifiestan como cambios minúsculos en el brillo de las estrellas producido por ondas de sonido, ondas acústicas atrapadas en su interior.