"El castañero de Tenerife sufre ahora una situación de abandono que técnicamente se define como en grave peligro de erosión genética, que implica la pérdida de variedades tradicionales. Es más, el 48% de la superficie de cultivo existente en la Isla está abandonada". Así lo señaló, en declaraciones a EL DÍA, José Zoilo Hernández, gerente de la Asociación Insular de Desarrollo Rural de la isla de Tenerife (Aider TF) y autor principal del libro "El castañero de Tenerife", un estudio de la situación de este cultivo mediante el uso de sistemas de información geográfica editado por el Centro de Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife (Ccbat).

"El objetivo de este estudio es localizar con precisión los castañeros de Tenerife, aplicar políticas de gestión agraria de ámbito local para su recuperación y conservación. Estuvimos durante un año realizando el trabajo de campo y seis meses para analizar los datos. Para realizarlo, inicialmente se tomó como apoyo la cartografía de la Isla para organizar las prospecciones, recorrer distintos municipios y delimitar tanto las manchas de castañeros como las de individuos aislados, con la finalidad de describir sus características agronómicas y ecológicas", precisó.

José Zoilo Hernández agregó que en Tenerife existen 1.374 hectáreas de superficie dedicada a este cultivo y un mínimo de 2.567 ejemplares aislados, repartidos en 28 municipios. La distribución del castañero varía en función de la altitud. Casi toda la producción se concentra en el Norte, contabilizando unas 1.100 hectáreas, abarcando desde El Rosario a Buenavista del Norte, con mayor protagonismo en el Valle de La Orotava y la comarca de Acentejo. Mientras tanto, Arafo es el municipio del Sur donde más se concentra este cultivo.

Insistió en que "un dato preocupante que se desprende del estudio es que el 48% de las superficies de castañeros se encuentran con escasas posibilidades de recuperación, fruto del abandono prolongado del cultivo, por lo que a día de hoy, tan solo queda el 28% de la superficie en condiciones óptimas para continuar la producción de castañas".

Para Hernández González, los pasos para la recuperación "se centran en mantener el cultivo y potenciar el injerto con variedades tradicionales en las zonas altas, reconducir la situación hasta el aprovechamiento del fruto en las zonas intermedias y de difícil recuperación, así como abordar su mantenimiento desde el punto de vista paisajístico propio del turismo de ocio y naturaleza".

El autor principal de este estudio también apuntó que "la base de este cultivo en la Isla es muy buena. Aunque casi la mitad de la superficie está en abandono, el resto que son 700 hectáreas suponen una extensión enorme para cultivar castañas, que ahora mismo ni siquiera se está aprovechando. Queremos que la mayor proporción posible produzca las variedades propias de la Isla".

Por otra parte, en cuanto a la iniciativa Aider TF manifestó que "gestionamos las ayudas Leader destinadas al desarrollo rural cuya financiación procede del Feader, del MARM y de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, que van destinadas a la creación de empresas y emprendedores en el medio rural. Acabamos de resolver la segunda convocatoria de ayudas donde se firmarán 96 nuevos contratos que tendrán hasta final de año para desarrollar seis iniciativas. Dotamos s las medianías de servicios para equipararlos con las zonas bajas".