Astrofísicos de la Universidad de Sydney (Australia) están detrás de un gran avance en el estudio de los elementos más ancianos de nuestra galaxia, las gigantes rojas. La conclusión es que su edad no siempre es la que aparentan.

Utilizando medidas de brillo de alta precisión tomadas por la nave espacial Kepler, los científicos han sido capaces de distinguir profundas diferencias dentro de los núcleos de las estrellas que, de otra manera, tendrían el mismo aspecto en la superficie.

El descubrimiento, publicado en la última edición de la revista Nature fue posible gracias a observaciones del poderoso telescopio espacial Kepler, y está arrojando nueva luz sobre la evolución de las estrellas, incluyendo nuestro propio sol.

El profesor Tim Beeding, autor principal del trabajo explicó: "las gigantes rojas son estrellas evolucionadas que han agotado el suministro de hidrógeno en sus núcleos para alimentar la fusión nuclear, y en su lugar queman hidrógeno en una capa que las rodea. Hacia el final de sus vidas, las gigantes rojas comienzan a quemar el helio en sus núcleos".

El telescopio espacial Kepler ha permitido al profesor Bedding y sus colegas estudiar continuamente durante un año la luz de las estrellas de cientos de gigantes rojas en un nivel sin precedentes de precisión, abriendo una ventana a los núcleos de las estrellas.

"Los cambios en el brillo en la superficie de una estrella son el resultado de movimientos turbulentos en el interior que provocan continuos temblores de estrellas, la creación de ondas sonoras que viajan a través del interior y de nuevo a la superficie", dijo Bedding.

"Bajo las condiciones adecuadas, estas ondas interactúan con otras ondas atrapadas en el interior del núcleo de helio de la estrella. Estos modos mixtos de oscilación son la clave para entender la etapa en particular de la vida de cada estrella. Midiendo cuidadosamente características muy sutiles de las oscilaciones en un brillo de las estrellas, podemos ver que algunas estrellas se han quedado sin hidrógeno en el centro y ahora se quema helio, y por lo tanto se encuentran en una etapa posterior de la vida".

El astrónomo Travis Metcalfe, del Centro Nacional de EE.UU. para la Investigación Atmosférica, en un art6ículo de acompañamiento en la misma edición de ''Nature'' muestra la importancia del descubrimiento, y compara las gigantes rojas a las estrellas de Hollywood, cuya edad no siempre es evidente desde la superficie. "En ciertas fases de la vida de una estrella, su tamaño y el brillo son muy constantes, incluso cuando profundas transformaciones están teniendo lugar en lo más profundo".

El profesor Bedding y sus colegas trabajan en un campo en expansión llamada astrosismología. "De la misma manera que los geólogos utilizan los terremotos para explorar el interior de la Tierra, usamos los terremotos en las estrellas para explorar su estructura interna", explicó.