Las autoridades del estado de Washington, oeste de EEUU, clausuraron hoy la última prisión ubicada en una isla del país, McNeil Island, tras más de 135 años y conocida como la "Alcatraz sin paredes".

A diferencia de la famosa cárcel de la bahía de San Francisco, McNeil Island tenía la peculiaridad de no contar ni con muros ni con un recinto penitenciario propiamente dicho, aunque sí tenía celdas para los presos más peligrosos.

"Es como el esqueleto de una cárcel. Cuando nos sentábamos en el patio, podíamos ver la libertad al otro lado del mar. Nos solía dar sensación de libertad", dijo Michael Christian, uno de los últimos presos que permanecía en la prisión, al diario local Olympia News.

A plena capacidad, McNeil Island podía alojar cerca de 1.200 presos y casi 400 empleados, mientras que en los últimas semanas apenas contaba con una docena de presos que esperaban ser trasladados a otros centros penitenciarios.

Los motivos del cierre son puramente financieros, debido al excesivo coste que suponía mantener las instalaciones insulares, a casi cinco kilómetros del continente y que dependía de los suministros enviados en barco.

Con la clausura de la prisión, el estado de Washington se ahorrará cerca de 8 millones de dólares al año, explicó Dick Morgan el último director de la prisión.

McNeil Island, de 11 kilómetros cuadrados de superficie, se instituyó como prisión federal en 1875, y en 1981 pasó a ser controlada por el gobierno estatal de Washington.

Sin embargo, en la isla se mantendrá un centro especial para delincuentes sexuales, a cargo del Departamento de Servicios Sociales y de Salud del estado.

En casi siglo y medio de vida, por McNeil Island han pasado presos famosos como Charles Mason, cuando sólo era un ladrón de automóviles, y Roy Gardner, que en la década de 1920 era considerado el hombre más buscado del Oeste.

Gardner fue uno de los pocos presos que logró huir en la historia de McNeil, aunque poco después fue atrapado y enviado a otra cárcel legendaria, Alcatraz.