Un nuevo aumento de la radiación en el mar que rodea la central de Fukushima Daiichi ha paralizado hoy los trabajos en la planta y pone en evidencia las dificultadas de TEPCO para poner fin a las filtraciones de material radiactivo.

El anuncio hoy de que las aguas al sur de la central han pasado de registrar un nivel de yodo radiactivo hasta 2.255 veces el límite legal, de 1.850 veces del sábado, eleva las dudas sobre la capacidad de los ingenieros para evitar escapes tóxicos en Fukushima.

El nuevo dato supone la mayor concentración hallada hasta el momento del isótopo 131 del yodo que, pese a ser radiactivo, se degrada a los ocho días y, según la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón (NISA), no supone una seria amenaza para el ecosistema marino.

Todas las pruebas apuntan a que ha habido una fusión parcial del núcleo en alguno de los reactores 1, 2 y 3, mientras la Agencia no descarta que alguna de las vasijas de contención, que protegen el núcleo de esas unidades, estén dañadas.

La alta concentración de material radiactivo en el mar y en los edificios de turbinas de los reactores indican que se está produciendo una fuga continuada desde el peligroso núcleo de los reactores, aunque la autoridades desconocen el origen de la filtración.

La carrera de Tokyo Electric Power (TEPCO), operaria de la planta, no avanzó hoy pues tuvieron que detenerse las labores para drenar la peligrosa agua radiactiva estancada en la zona de turbinas de la unidad 1 y la refrigeración del reactor 2 se vio interrumpida temporalmente por un fallo.

El encharcamiento con agua extremadamente radiactiva en los cuatro primeros reactores de la central ha obligado a parar también las operaciones para activar definitivamente los sistemas de refrigeración de la central.

El portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, dijo hoy que se necesitará un "tiempo considerable" para que la temperatura de las barras de combustible nuclear se enfríen y estabilicen, paso necesario para desmantelar o aislar definitivamente estas peligrosas instalaciones.

El Gobierno dijo hoy que rociará con resina algunos puntos de la central para sellar las vías por las que se filtra el material radiactivo al exterior.

El presidente honorario de TEPCO, Tsunehisa Katsumata, reconoció hoy que "es difícil estabilizar los reactores en las próximas semanas", al tiempo que pidió disculpas por los problemas que está causando el accidente nuclear más grave de la historia de Japón.

El futuro de la central parece incierto, ya que hoy el Gobierno y TEPCO, la primera eléctrica del país, discreparon sobre el desmantelamiento de Fukushima Daiichi.

El presidente de TEPCO indicó hoy que será inevitable desechar definitivamente los reactores 1,2,3 y 4, severamente dañados, aunque evitó pronunciarse sobre las unidades 5 y 6, que ya están estabilizadas y en mejor estado.

Edano, en rueda de prensa, opinó que, a causa de "las circunstancias sociales", está claro que se deben desmantelar todos los reactores de la central.

Por el momento, la única certeza es que el Gobierno cambiará las normas de seguridad de todas las centrales nucleares de Japón, con el fin de que no puedan sufrir problemas en los sistemas eléctricos que mantienen sus vitales sistemas de refrigeración en funcionamiento.

El ministro de Industria, Banri Kaieda, dijo hoy que quince centrales del país, que suman 44 reactores y generan el 30 por ciento de la energía eléctrica de Japón, deberán someterse a normas de seguridad más estrictas.

Las plantas que quieran renovar sus licencias para seguir operando deberán tener generadores móviles instalados en vehículos, como refuerzo a sus generadores de emergencia, así como organizar simulacros de accidentes.

La central de Fukushima perdió su sistema de refrigeración cuando el terremoto de 9 grados en la escala Richter, que sacudió el día 11 el noreste de Japón la dejó sin electricidad y el tsunami posterior inutilizó sus generadores diesel de emergencia.