La ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, dijo hoy en Londres que hay que aumentar "la presión política y militar" para lograr que Muamar el Gadafi deje el poder, ya que en su opinión el dictador libio "no puede formar parte del futuro" de Libia.

En una rueda de prensa al término de la cumbre internacional para analizar el futuro del país norteafricano, Jiménez señaló además que la acción militar aliada en Libia "debe seguir hasta que se consiga un alto el fuego" que pueda ser verificado por las Naciones Unidas.

Los ministros de Exteriores de más de 35 países, además del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, participaron hoy en Londres en una cumbre para examinar la marcha de la operación militar aliada en Libia y consensuar la gestión política del conflicto.

Jiménez destacó el "consenso" y la "unidad" mostrados por los participantes en la reunión y alabó la formación de un grupo de contacto para supervisar la evolución del conflicto.

Pese a la necesidad de mantener la presión militar, reconoció que los ataques aliados no van a resolver la crisis, sino que hace falta un proceso político, en el que desempeñarán "un papel fundamental" los países árabes.

Para facilitar esa transición política, Gadafi debería abandonar el poder: "su tiempo político ha terminado y ya no puede ser parte de la solución", insistió.

En ese sentido, la ministra admitió que hay que buscar una manera de propiciar esa salida, por lo que no se descarta facilitarle el exilio del dictador.

La opción del exilio, aseguró, "no es incompatible" con un posible proceso judicial en el Tribunal Penal Internacional.

En cuanto a la posibilidad de armar a los rebeldes, Jiménez puntualizó que ello no se había tratado directamente en la cumbre pero requeriría la aprobación de una nueva resolución que levantara el actual embargo de armas que se aplica tanto al régimen de Gadafi como a los milicianos.

Dijo que el Gobierno español mantiene "contactos casi diarios" con el Consejo Nacional de Transición Libio, ya que coordinan con ellos la distribución de la ayuda humanitaria española, medicinas y alimentos por valor de cuatro millones de euros.

La ministra precisó que, aunque, a diferencia de Francia, España no ha reconocido oficialmente al Consejo como nuevos representantes de Libia, "son interlocutores de facto", si bien matizó que pueden aparecer otros en el transcurso del "complicado" proceso político del país.