El temor a la contaminación por la crisis nuclear en Fukushima creció ayer al dispararse la radiactividad en las aguas del mar cerca de la central, donde las operaciones para tratar de contener las filtraciones prosiguen sin descanso.

Una muestra de agua marina tomada a 330 metros de un conducto de drenaje de la planta nuclear reveló una concentración de yodo radiactivo (I-131) 1.250 veces superior al límite considerado seguro, según la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón.

Ese nivel supone que si un adulto bebiese tan solo medio litro de este agua recibiría una radiactividad de 1 milisievert, cantidad establecida normalmente como el límite anual, detalló un portavoz de la agencia. No obstante, añadió que se espera que la contaminación disminuya al dispersarse las aguas por las corrientes marinas, e insistió en que esta radiactividad no representa una amenaza inmediata para los residentes más próximos a la central.

Pese a ello, la preocupación por las radiaciones de la central ha hecho que varios países establezcan controles en muchos puertos para los barcos que procedan de Japón, en medio de la inquietud de las compañías de transporte marítimo.

En esta línea, las autoridades de seguridad nuclear chinas informaron ayer de que se han detectado por primera vez en la provincia nororiental de Heilongjiang, fronteriza con Rusia, pequeñas cantidades de material radiactivo expulsado por la central nuclear japonesa.

Dentro de la central el agua radiactiva también es causa de problemas para los operarios: según la agencia local Kyodo, en los edificios de turbinas hay zonas inundadas con agua altamente contaminada que en algunos lugares alcanza una profundidad de hasta 1,8 metros.

Se desconoce el origen del líquido, pero ante su alto nivel de radiactividad TEPCO, la empresa que opera la planta de Fukushima, no descarta que provenga del interior de uno de los reactores o de una de las piscinas de combustible utilizado.

El pasado jueves dos subcontratados de TEPCO fueron hospitalizados tras exponerse a radiación excesiva cuando trabajaban con los pies metidos en esa agua, con lo que son ya al menos 17 los operarios que han recibido más de 100 milisievert, normalmente el máximo en situaciones de emergencia.