El equipo de ingenieros y técnicos alemanes encargados de elaborar los estudios de viabilidad en la Isla del tren de alta velocidad llamado transrapid, que se desplaza por levitación magnética (no tiene piloto, motor, ejes, ruedas, ni tendido eléctrico), ha dado su visto bueno para la construcción del ingenio en Tenerife, una vez analizado el territorio por el que se pretende implantar.

Esta era la condición previa para que el presidente del Cabildo insular, Ricardo Melchior, y su equipo de ingenieros analizaran la posibilidad de implantar la "joya tecnológica" de la ingeniería alemana. Una vez que se tienen los resultados de la primera fase del estudio, que se ha centrado en la implantación del sistema en la orografía insular, ahora toca otro asunto no menos complicado como es desarrollar el detalle financiero y las operaciones que se podrían realizar para que el transrapid pueda ser construido.

Es precisamente este punto el que necesitará una estrategia negociadora al más alto nivel, según explicó el propio Melchior, "ya que implica de lleno al Gobierno alemán y probablemente a la Unión Europea". En este sentido, hace unas semanas el mandatario insular se reunió con el secretario de Estado alemán, Jochen Homann, con el objetivo de programar varias reuniones más para certificar el detalle financiero del compromiso del Gobierno de Angela Merkel, sobre todo teniendo en cuenta que "en estos momentos el transrapid y el tren convencional podrían ser construidos casi al mismo precio. Es por ello necesario afinar los precios… Bueno, y lo tendríamos que afinar más, que queden claras las aportaciones económicas de cada uno, del Gobierno español a través del convenio de financiación de los trenes por 3.000 millones a partir de 2015", dijo.

El titular del Cabildo apuntó que la clave, sin duda, estaría en el apoyo económico del Gobierno alemán. Sobre ello, el objetivo prioritario del presidente del Cabildo se centrará en vincular todo el apoyo económico que se reciba a la garantía técnica, "es decir, que si ocurre alguna avería no prevista que se valore el dinero y que lo aporte el Ejecutivo teutón, además de otro tipo de garantías". Sobre ello, serían las empresas Siemens, Thyssen Krupp y Transrapid Internacional las que asumirían el mantenimiento y la asistencia. Otro de los aspectos primordiales para llevar a la mesa de negociación es que el Gobierno de Merkel y la Unión Europea se involucren en la prefinanciación del proyecto.

"Sé del apoyo del ministro de Transporte a este proyecto y me han asegurado el apoyo total desde el punto de vista político, técnico y también un apoyo desde el punto de vista económico… En cualquier caso, el Gobierno alemán está muy interesado, nosotros también, y creo que saldrá adelante", concluyó.

Hay que recordar, tal y como adelantó EL DÍA en su edición del pasado 1 de noviembre, que el transrapid es un tren guiado que se desplaza por levitación magnética y que puede circular a 385 kilómetros por hora, mientras que el tren convencional aprobado para la isla tiene una velocidad de explotación de 220 kilómetros por hora. El transrapid circula por una plataforma elevada que discurre sobre pilares de, al menos, 5 metros de altura y se desplaza gracias a la tracción de un sistema electromagnético que lo hace avanzar sin rozar la vía (a 1 centímetro sobre ella) y que se frena invirtiendo el sentido del campo magnético de su caja.

Las ventajas del sistema se centran en que prácticamente no emite ruidos y que necesita de una menor ocupación del territorio al estar elevado en una plataforma que podría ir en el ámbito de las medianas de las autopistas o por túneles. Además, permite salvar pendientes de hasta un 12% de desnivel, lo que supone una gran ventaja teniendo en cuenta la orografía insular, y sus radios de curvatura pueden ser menores a los de un tren convencional. Las afecciones al territorio, sin duda, serían mucho menores que el tren convencional.