EL ÍNDICE de miseria se dispara en Canarias. Ese era, en la línea de los últimos días, el título de la principal noticia de nuestra primera página de ayer. Alguien nos llamará catastrofistas. ¿Qué debemos hacer?, nos preguntamos nosotros. ¿Decir que todo está bien? ¿Negar la crisis, como la negaba Rodríguez Zapatero -el político más irresponsable que ha tenido España desde el retorno de la democracia- hasta no hace mucho tiempo? ¿Debemos ocultar a nuestros lectores que más de 30.000 personas dependen de ayudas sociales en Santa Cruz? ¿Debemos mirar para otra parte y no decir que el doble de esa cantidad, es decir, 60.000 canarios, tuvieron que ponerse el año pasado en las colas del hambre para comer al menos una vez al día?

Los que no quieren que contemos la verdad -entre los que se encuentran los indecentes políticos del Parlamento de Canarias- también hacen cuanto está a su alcance para que no hablemos de nuestra vergonzosa situación colonial, causa primera y última de los principales males que padecemos. Porque a España la está arruinando Rodríguez Zapatero, y a la nación canaria, además del nefasto presidente del Gobierno de España, la está saqueando la Hacienda española con sus oficinas tributarias.

El Archipiélago es la comunidad autónoma en la que más ha avanzado el indicador de la miseria hasta alcanzar el 30,61 por ciento de la población, añadíamos en la citada noticia. Y pensar que estas eran antes unas islas afortunadas. Una tierra envidiada por los peninsulares, a la que venían a comprar lo que no había en España y se pasmaban con la cantidad de coches de lujo. Hasta los taxis no se parecían a los que circulaban en la Metropoli, sino a los existentes en los países más ricos del mundo. Sólo con pensar en esto nos entran ganas de llorar. ¿Afloran también las lágrimas a los ojos de los amantes de la españolidad o de los nacionalistas bolsilleros?

Comenzamos el párrafo anterior diciendo que somos la comunidad autónoma en la que más cunde la miseria. En realidad, no somos una más de las comunidades autónomas españolas; somos una colonia disfrazada de autonomía. Una treta de la Metrópoli para engañar a Europa y al mundo. Y esa es la causa de que el paro en Canarias sea del 30 por ciento, mientras que la peninsular es del 20,33%. Así nos lo recordaba ayer en una carta -no hacía falta que lo hiciera, pues conocíamos el dato, pero se lo agradecemos- un lector de EL DÍA. "Guste o no, el modelo económico colonial está agotado", nos dice este lector. "Sin la independencia de nuestra patria canaria, aquí no hay futuro". Cuanta verdad encierran estas palabras. La independencia es lo único que nos sacará de la crisis, además de hacernos libres. Es de vergüenza que don Paulino Rivero esté del tingo al tango, en todas partes, mientras el pueblo está fijo en las colas del hambre. Eso clama a Dios y a la justicia divina y humana. Canarias, las Islas Afortunadas, el Jardín de las Hespérides, pasando hambre por culpa del colonialismo, de los que justifican el colonialismo y de los que justifican a quienes lo sostienen y aseguran.

Y es por decir estas verdades por lo que nos atacan. Nuestro estimable colaborador Esteban Domínguez, uno de cuyos interesantes artículos mencionábamos en nuestro comentario de ayer, se extraña de que EL DÍA no haya recibido el Premio Canarias de Comunicación. "EL DÍA creo que se merece en estos 100 años de vida el Premio Canarias de Comunicación por su dilatada labor en pro de Tenerife y de Canarias, medio en el que caben las opiniones de miles de lectores, gesto este que honra a EL DÍA, a su director y a cuantos profesionales cumplen con el digno deber de informar", afirma el señor Domínguez.

La culpa de que no se nos haya dado ese premio -y que conste que no lo estamos pidiendo- la tienen los Gobiernos anteriores que no han querido enfadar a Las Palmas. Adán Martín, eso también lo decíamos ayer, merece estar entre los ángeles, pero con EL DÍA y con su editor, que lo puso como presidente del Gobierno, no se portó bien. El Premio Canarias de Comunicación no tendrá ninguna validez hasta que se lo concedan a EL DÍA; es decir, a la empresa que posee el único grupo de comunicación existente en Canarias. Y que en octubre del año pasado EL DÍA cumplió 100 años, un siglo de existencia de nuestro periódico, el más leído de Canarias. Ni Premio ni felicitación. ¡Qué vergüenza! ¡Qué sumisión, qué temor y obediencia a Las Palmas simplemente, no de Gran Canaria, porque el "gran" es una bufonada! ¡Qué Gobierno el de Canarias! ¡Sigamos con hambre! ¡Y narcotizados!