El Museo de la Naturaleza y el Hombre inauguró ayer una nueva sala en la que exhibirá piezas de cerámica bereber y las trece vasijas egipcias donadas en 1908 por el Museo de Liverpool al Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. La entidad capitalina ha hecho entrega al Cabildo de este legado, aunque mantiene su propiedad. En esta última colección destaca el vestigio egipcio más antiguo que se conserva en un museo español, una pequeña vasija procedente de la excavación de Dióspolis Parva, en la localidad de Hu, cercana a Assuán. El vaso está datado en el período predinástico, anterior a los faraones, entre los años 3.900 y 3.800 antes de Cristo.

El presidente del Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo, Francisco García-Talavera, acompañado del director del Museo de la Naturaleza y el Hombre, Conrado Rodríguez, presentó ayer ambas colecciones. A continuación, el presidente de la Corporación insular, Ricardo Melchior, inauguró oficialmente la nueva sala de una instalación que está en la recta final de la cuarta fase de ampliación. El acto vespertino coincidió con un homenaje a la figura del investigador Hermógenes Afonso "Hupalupa".

De las trece piezas egipcias, casi todas procedentes de ajuares funerarios de las zonas de Esna, Hierancópolis o Ábidos, siete son anteriores a la época faraónica, lo que las convierte en ejemplos muy inusuales en los museos del mundo. A ello se añade el hecho de que el resto de piezas que acompañaba a esta colección en el Museo de Liverpool fueron destruidas por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

García-Talavera recordó que el museo inglés cedió estas vasijas a cambio de azulejos holandeses que se encontraban en la cúpula de la iglesia de San Francisco de la capital tinerfeña.

La colección de cerámica bereber, por otro lado, la componen treinta y seis objetos del Rif, Rissani, Beni Mellal, Tazarini, Azrou, la Kabilia argelina, el Atlas y Marrakech, donde las piezas realizadas a mano se mezclan con las fabricadas a torno.

Tres culturas y un origen

La mayor parte de estas piezas, tanto las amazigh (bereberes) como las egipcias, son utilitarias -ollas, lámparas o platos-, muestran motivos geométricos y colores rojos, negros y blancos, así como una tipología muy similar a la de la cerámica guanche.

Conrado Rodríguez aseguró que la incorporación de estas piezas a la exposición permanente supone "un hito importante" porque dichos elementos muestran una relación con los aborígenes canarios.

Esto supone, según Rodríguez, el primer paso para "poner al día", en cuanto a contenidos e información, las colecciones de arqueología y ciencias naturales del museo. También añadió que las piezas de arte precolombino y arte negro africano que ocupaban este espacio "se utilizarán para organizar exposiciones temporales que den a conocer qué hacemos y los fondos que atesoramos".