1.- Y, de repente, sin darme cuenta, me vuelven a pedir autógrafos en El Corte Inglés, como en los buenos tiempos. Se lo debo a la televisión. A la generosidad de la televisión, que ha promocionado muy bien el programa en el que participo, Memoria de un Archipiélago. Esto ha hecho que vuelvan a sonar los teléfonos, que los digitales tornen a ocuparse de mí, que aparezcan crónicas en los periódicos, escritas sobre mi trabajo en la pequeña pantalla. Qué maravilla. Yo creí que ya no valía sino para escribir mi columna, hacer radio, echarme en un sillón a pensar los temas del boletín confidencial que edito y para preparar el próximo libro sobre el mago y mis memorias. Casi nada, ¿no?, pero tenía que llegar la televisión, que es la madre de todas las batallas, para que la gente reconozca mi jeta por la calle y me pidan autógrafos en El Corte Inglés. Ver para creer. Veintitantos libros en la mochila, catorce mil artículos, o más, en las hemerotecas, veintiséis años de información confidencial, cuarenta y un años de profesión y la gente se desmadra conmigo a causa de un programa de televisión en La Canaria; eso sí, una serie que está saliendo de puta madre.

2.- Y sale bien no gracias a mí, sino al equipo estupendo de gente de Grupo de Medios de Tenerife y de la TVAC. La semana pasada no he parado con las promociones, ya lo conté aquí ayer y el otro día. No falta quienes me echan en cara, vía e-mail, mis pasadas críticas a lo que ahora ensalzo. Me han puesto a parir. Entra dentro del juego, claro. Si la televisión es una factoría de ficción, que es una definición biensonante, la vida también lo es, así que relájense y disfruten con mi pequeña contribución a un espacio de éxito.

3.- Por cierto que el programa del sábado próximo será monográfico del Carnaval, con imágenes del pasado muy simpáticas y una tertulia muy instructiva. Uno de los contertulios es el alcalde Zerolo, que me trancó en una rima. Me dijo que su deportivo favorito era el Triumph TR-7, que yo creo que no existió, o al menos no tengo noticia de él. Ya me contarán ustedes. Yo me lancé: "Pues mi deportivo favorito era el TR-5…". Al mismo tiempo que lo estaba diciendo se me caía el mundo encima, porque sabía que Miguel me había trincado con la puta rima, pero ya no había remedio. Él sonrió ante las cámaras. Fue suficiente para que yo me sintiera humillado por mi descuido. Si la invitada hubiera sido aquella Aurora Cedenilla, alto cargo de Tráfico, la bella Aurora no lo hubiera dudado: "Por el culo te la jinco". Yo he aceptado, como penitencia, que las imágenes se emitan. Feliz Carnaval.