COMENZAMOS hoy de nuevo con el asunto que nos preocupa porque es la primera necesidad que tiene el Archipiélago canario: conseguir la independencia de España. Conseguirla por medios pacíficos, pero obrando sin descanso hasta que hayamos alcanzado esa meta. Una independencia que, lo recordamos un día más, equivale a soberanía o, expresado más claramente, que significa ser libres como le corresponde a cualquier persona por derecho humano y divino. Hablamos de la libertad de los pueblos y también de los ciudadanos que forman esos pueblos. ¿Puede haber algo más bonito que la libertad? ¿Por qué hemos de confiar en el godo y no en el canario? Esa es la pregunta que nos inspiran las respuestas a una de las preguntas que hemos formulado a los habitantes de esta Isla y de su capital, Santa Cruz. ¿Cómo es posible que alguien albergue dudas de que en Canarias vive gente suficientemente preparada para gobernarse por sí misma, como ocurre, de forma natural, en todos los pueblos civilizados y libres? ¿Por qué estamos mejor, según criterios de algunos canarios, sin gobernarnos por nosotros mismos? ¿Qué méritos tiene el peninsular, o el godo invasor, o el godo gobernante de la Metrópoli, para dirigir nuestros destinos mejor de lo que podemos hacerlo nosotros mismos? Nuestra respuesta es la narcosis; el resultado de seis siglos de narcosis generada por el miedo y la ignorancia.

¿Y cuáles son las consecuencias de este sometimiento inhumano, más inhumano que nunca en estos tiempos de crisis, a la nación que nos coloniza? Pues desastres sociales y económicos. Lo reflejaba ayer nuestro periódico, un día más, en su primera página: Canarias suma 60.415 parados que no cobran ninguna ayuda. Más carne de cañón para las colas del hambre. Se nos ponen los pelos de punta al expresarnos así, pues estamos hablando de personas, de canarios, de ciudadanos que son nuestros compatriotas y comparten nuestros mismos anhelos, alegrías y tristezas, pero si la realidad es cruda, como lo es en estos momentos por culpa del Gobierno socialista de Zapatero y de otros políticos de los que enseguida hablaremos, no nos queda más remedio que expresarnos con crudeza. Hablar eufemísticamente y con medias tintas nos parece una falta de respeto a quienes tanto están sufriendo.

Acabamos de decir que hablaríamos de otros políticos y vamos a hacerlo. Don Paulino Rivero: usted, al igual que en su día Adán Martín, prefiere leer los titulares de las primeras páginas en vez de los editoriales. Nos parece, y no es la primera vez que lo decimos, que hace caso omiso de forma expresa a los editoriales de EL DÍA, pese a que son los únicos sensatos pues en estos momentos, y con el hambre llamando a las puertas de muchísimos canarios, supone una insensatez política no pedir expresamente la independencia de esta sufrida tierra. Dando por supuesto ese gusto suyo por los titulares, ¿ha visto la principal noticia de nuestra primera página de ayer martes? ¿Ha leído usted con detenimiento esa información que nos hemos visto obligado a poner como la más importante? ¿Le favorecen a usted noticias así? ¿Le favorecen a la quícara y al señor Perestelo, tan predispuestos los dos a apoyar al señor Zapatero pero no a pedir la independencia para que no haga falta apoyar, nunca más, a ningún peninsular para vivir como seres decentes? ¿Le favorece el hambre de los canarios, o sacan provecho de ella, quienes piensan que no podemos gobernarnos por nosotros mismos, sino que es mucho mejor que nos gobiernen quienes han expoliado nuestros recursos y nos han arrojado a la miseria más degradante? Es decir, aquellos que piensan que es mejor estar gobernados por los godos que por nuestra propia gente. Pero por nuestra propia gente, por patriotas que piensen en el pueblo y no en sí mismos. En definitiva, don Paulino, ¿para qué quiere usted ganar las elecciones si no va a pedir la libertad de Canarias? ¿Para seguir dependiendo de Zapatero? ¿No se da cuenta de que el presidente del Gobierno español le toma el pelo? Lo engatusa con agua salada, pero no aborda temas de imprescindible discusión, el más importante de todos ellos nuestra independencia.

Usted no quiere verlo, señor Rivero, pero un día la explosión social va a ser de tal magnitud en Canarias, que ni tanques ni artillería pesada podrán con el pueblo que se levantará airado contra sus opresores políticos. Opresores, créanos que nos duele decirlo, entre los que están usted, su Gobierno y todos los miembros de su partido que no han sabido reaccionar ante el colonizador español para pedir la libertad. Falsos nacionalistas que no han sabido adoptar las medidas necesarias para evitar que los canarios sigan siendo personas ignorantes y temerosas