HACE tiempo que venía pergeñando unas líneas sobre la trayectoria del periódico EL DÍA en sus cien años de existencia. Un periódico que en estos días de 2011 comienza a dar sus primeros pasos por la segunda centuria de su ya dilatada existencia. Heredero de La Prensa, fundada por el maestro de periodistas Leoncio Rodríguez el 15 de octubre de 1910, celebró en 2010 su primer centenario. Y ahora agrega a su abultado expediente editorial las primeras alboradas periodísticas de la que será su segunda centuria al servicio de nuestra tierra.

Es evidente que EL DÍA es hoy un experimentado medio de comunicación al servicio de sus lectores de Tenerife y las Islas, a la vez que un privilegiado observatorio de la historia contemporánea de nuestra tierra insular, de la que hace crónica diaria y sobre cuyas páginas en papel -ahora también digitales- se describen los hitos más significativos del quehacer de Tenerife y de Canarias.

Su magnífica singladura y su gran vocación de servicio al Archipiélago comienzan cuando se denominaba La Prensa, como decía. Pero el periódico, aunque cambiara de sede varias veces, y una vez de nombre, ha seguido siempre, de manera fiel, todos y cada uno de los principios enunciados por su primer editor y director. Es cierto que, aunque su cabecera cambió de nombre en el difícil año de 1939, nunca ha dejado de ser adalid y fortaleza desde la que se honra y defiende a esta tierra con ahínco. Así lo hizo en todo momento Leoncio Rodríguez, el fundador, desde los comienzos. Y así lo ha seguido haciendo una renovada empresa editora que ha sabido dar el salto desde el siglo XX al XXI, de la mano de José Rodríguez Ramírez, heredero del mentor de La Prensa. Manteniendo, por cierto, una digna y admirable posición de independencia ideológica y empresarial, como rasgo quizás más acreditativo de la rectitud de su trayectoria.

Queremos enfatizar, para resaltar su primera centuria de vida, que La Prensa/EL DÍA es, desde nuestro punto de vista, el resultado de la feliz simbiosis de un producto que, amén de informativo, crítico y ameno, apareja en su velamen el intenso amor por la tierra en que ha nacido, razón de ser primera y última de su propia existencia. EL DÍA encaja en Canarias porque el sentimiento es recíproco: porque las Islas, comenzando por Tenerife, encajan plenamente en el corazón del rotativo, auténtico buque insignia de nuestros principales y peculiares anhelos, permanentemente reivindicados, quizás ahora más que nunca.

EL DÍA es la historia de una carrera de sacrificios en lo empresarial y en lo periodístico. Pero al servicio de una marca, de una seña de identidad distintiva del quehacer informativo en Canarias, que es lo que más y mejor le peculiariza. EL DÍA hace periodismo, imparte pedagogía, defiende su posición editorial y, sobre todo, hace patria. Pocas empresas como la que empuja a este rotativo crecerían de la forma en que lo ha hecho EL DÍA, en una tierra geográficamente tan pequeña, fragmentada y dispar como es Canarias, y a la vez tan vulnerable, si los canarios no fuéramos conscientes de la lucha que el diario hace suya en defensa de la circunstancia diferencial canaria. Y es que se necesitaba apostar fuerte por la propia tierra, por sus afanes y por sus señas de identidad para mantenerse incólume, en los años que corren, avizorando todos los cambios que se ciernen sobre nuestro mundo y advirtiendo a diario a los mismos canarios de aquellos que podrían incidir, de manera tan absolutamente determinante como negativa, en el futuro de nuestras gentes.

A decir verdad, EL DÍA, con valentía, arrojo y sin complejos, abandera ideas que siempre hemos acariciado los canarios. Que constantemente han formado parte del ansia del ser isleño. El periódico es un compendio de acertada apuesta social, de intenso diálogo con la realidad isleña, de la que se nutre a diario y sobre la que proyecta sus análisis e inyecta sus premoniciones. EL DÍA, desde la posición democrática del respeto por todas las ideas, arropa una sobre todas las demás y la pregona, también democráticamente, sin hacerla prevalecer sobre las de otros, pero, eso sí, blandiendo sus propias, irrenunciables y legítimas creencias frente a quienes han querido debilitar y desprestigiar la canariedad, la razón de ser canaria. Y los isleños, que somos sus lectores, conocemos de este esfuerzo y le compensamos con nuestro aliento.

EL DÍA es un diario cargado de un enorme afán liberal y universalista que quiere hacer anidar el sentimiento nacional canario en el pequeño escenario del Archipiélago y de Tenerife. Es un bastión literario desde el que cunden y se esparcen todas las ideas y todas las libertades públicas que siempre han querido acallar todos los dictadores. EL DÍA, sencillamente, apuesta ahora -y está en su derecho- por una nueva generación de canarios que perciba la crítica realidad de nuestra ubicación en el mundo, la fragilidad de nuestros territorios insulares y que pelee, con denuedo, por un gran manifiesto nacional, por una gran alianza de todos los canarios, de la que dimane, definitivamente, el enunciado de una Canarias con personalidad propia. EL DÍA informa y educa, pero también hace bien cuando instruye a los tinerfeños y canarios en una nueva visión totalizadora del ser y sentir de Canarias. EL DÍA ha sabido heredar y aglutinar en sus páginas el pensamiento que muchísimos de nuestros antepasados hicieron desfilar por la prensa decimonónica, que tanta sabiduría y adultez política inyectó a nuestros prohombres del más reciente pasado.

Como ya hizo la mayoría de nuestras más significadas figuras políticas del siglo XIX, desde las páginas de medios como el "Gabinete Instructivo", la "Revista de Canarias" o "La Ilustración de Canarias", EL DÍA viene ahora a enunciar las ideas que anidaron en las mentes más preclaras del pensamiento político y de la cultura isleña desde aquellos tiempos. Y lo hace reivindicando la permanencia en el tiempo de los mensajes y legados de nombres y apellidos repletos de resonancia canaria, cuya identidad y trayectorias deben ser ciertamente divulgadas para conocimiento de las nuevas generaciones. Y como reclamo de los idearios de los que queremos ser partícipes. Para no correr el riesgo de perder ninguno; ni a ninguno de ellos renunciar, como tantas veces se postula desde trincheras que no son canarias.

EL DÍA apuesta por la defensa de la identidad de esta tierra. Y además también hace otra apuesta comprometida y actual en la lucha contra la violencia de género. EL DÍA colabora decididamente con el Ayuntamiento de Santa Cruz y nos apoya como institución local en nuestras campañas solidarias para erradicar esta lacra y nos ayuda a trabajar por la igualdad entre hombres y mujeres. Entrar en esta segunda centuria con un compromiso tan firme de lucha por la igualdad, en contra de la violencia de género y por una defensa clara y decidida y por el reconocimiento de esta tierra tan excepcional y hermosa como es Canarias, creo que es motivo suficiente para que el periódico reciba esta humilde y sincera felicitación.