El partido en el poder en Túnez bajo el régimen del expresidente Zine El Abidine Ben Ali, la Reagrupación Constitucional Democrática (RCD), anunció hoy la disolución de su comité político, máximo órgano de dirección, informó la televisión estatal.

El anuncio se produce después de que los ministros del RCD en el nuevo Gobierno de transición abandonasen su militancia en esta formación, en la que muchos ocupaban altos cargos directivos.

"A causa de la dimisión de algunos miembros del comité político, está instancia ha quedado disuelta de hecho y el secretario general, Mohamed Ghariani, se encarga momentáneamente de la gestión de los asuntos corrientes del partido", según un comunicado del RCD citado por la agencia oficial tunecina TAP.

Poco antes, otro comunicado de la agencia tunecina anunció que Zuhair Emdafar, uno de los ministros de la RCD en el Gabinete de transición presentó hoy su dimisión.

El ministro dijo haber dimitido para "preservar el interés supremo de la nación y favorecer la transformación democrática del país", según el comunicado.

Emdafar había sido nombrado el pasado lunes ministro adjunto al primer ministro, Mohamed Ghanuchi, encargado del Desarrollo Administrativo.

Según indicaron fuentes del Gobierno, su dimisión obedece, sin embargo, a que se negó a abandonar su militancia en el RCD, como hicieron hoy el resto de ministros de este partido.

La presencia de numerosos miembros del partido de Ben Alí en los puestos clave del Gobierno de transición, continúa provocando las protestas de los tunecinos, que se manifestaron hoy en varios puntos de la capital.

Varios miles de 5.000 personas se encuentran concentradas ante la sede principal del RCD en el centro de Túnez para exigir la disolución del partido y la salida de todos sus ministros del Gobierno, según constató EFE.

Al llegar la manifestación ante la sede del partido, algunos soldados y policías dispararon al aire para impedir el acceso a su interior.

Posteriormente, las fuerzas de Policía se retiraron, los militares tomaron el control y permitieron que los manifestantes permaneciesen congregados ante el inmenso edificio de más de 20 plantas, uno de los principales símbolos del antiguo régimen.