Aníbal Cavaco Silva, presidente portugués y favorito a ganar los comicios del domingo, aseguró ayer que tiene "poco apetito" para usar la "bomba atómica", en alusión a la posibilidad de ejercer su derecho a disolver el Parlamento luso.

Durante un acto electoral en el norte de Portugal, el conservador Cavaco, que cohabita desde 2006 con el Gobierno socialista de José Sócrates, dijo que el país "no aguantaría" con un Ejecutivo de gestión y resaltó la necesidad de buscar "tranquilidad" en una situación financiera "demasiado complicada".

Así, el actual jefe de Estado descarta de momento usar el de-recho de disolución de la Asamblea, poder que sí ejerció en 2004 el anterior presidente, el socialista Jorge Sampaio, quien justificó entonces su decisión por la inestabilidad política del Gobierno centro-derechista de Pedro Santana-Lopes.

Según una encuesta divulgada ayer, Cavaco, de 71 años, refuerza su ventaja sobre los otros cinco candidatos y su apoyo electoral aumenta hasta el 61,5 por ciento, lejos del 15 por ciento de Manuel Alegre, el aspirante respaldado por el gobernante Partido Socialista (PS) y el Bloque de Izquierda (BI), la cuarta fuerza del Parlamento.

Acusaciones socialistas

En un acto electoral, el diputado y poeta Alegre volvió a atacar al presidente luso y le acusó de gastar un 30 por ciento más en la jefatura de Estado que su antecesor Sampaio.

A pesar de que los últimos sondeos no le son favorables, el histórico dirigente socialista confía en forzar una segunda vuelta y aseguró que Cavaco está "con miedo".

"Portugal necesita un presidente que se esfuerce en la integridad y en el combate sin tregua a la promiscuidad entre política y negocios", comentó Alegre, en alusión a las noticias que relacionan al actual jefe de Estado con los dirigentes de un banco luso intervenido en 2008 por irregularidades.

El pasado fin de semana otra encuesta, centrada en la popularidad de los líderes políticos y no en las candidaturas para las elecciones presidenciales del domingo, reflejó una caída del respaldo a Cavaco que amenazaba su victoria en primera vuelta, para la que necesita más del 50 por ciento de los votos.

Los cinco rivales del dirigente histórico del centro-derecha portugués han centrado su campaña en intentar forzar una segunda vuelta y Cavaco se ha quejado de las "calumnias" de las que le hacen víctima.