Si para el público en general hay un conocimiento más o menos aproximado de lo que es el catador en el plano vitícola, esa referencia seguramente se diluye cuando intentamos extrapolar con la bebida fresca y también asociada a la gastronomía que es la cerveza.

Sin embargo, en ambos casos, la función de estos expertos está bien definida y generalmente vinculada a propiciar la paulatina mejora de la calidad de las elaboraciones.

Si hay catadores de vinos conocidos, los cerveceros puede que no lo sean tanto, pero estos especialistas son imprescindibles a la hora de marcar las pautas para que disfrutemos de un producto de excelencia.

En las Islas tenemos especialistas y de los buenos. Que se lo digan, si no, a Carmen Dolores Herrera, coordinadora de los paneles de degustación de Compañía Cervecera de Canarias, que fue elegida Mejor degustadora del año 2010 de SABMiller, una de las compañías cerveceras más grandes del mundo y en la que está integrada la entidad.

¿Una catadora nace o se hace? A la pregunta, Herrera, que está en Budapest (Hungría) en un panel de catas, es tajante: "¡Se hace!". Matiza que es "indudable una facilidad innata -para distinguir aromas y sabores-, pero ésta hay que desarrollarla con mucho trabajo y perseverancia, sobre todo a la hora de memorizar olfativa y gustativamente elementos que van a proporcionarnos una cerveza óptima o mediocre".

"En realidad, en los años que llevo en este campo, es que al principio ni la probaba. Fue un descubrimiento personal por mi labor en Calidad. Te vas internando en esta faceta, apasionándote y mejorando la percepción".

"Unas pruebas de carácter externo nos condujeron a este premio de SABmiller, que para mí no es sólo un orgullo particular sino extensivo a un grupo muy consolidado y de un nivel altísimo como es el de los compañeros".

Ante la clásica "estampa" de una cerveza servida con vaso o jarra recubiertos de placas de hielo, la degustadora no anda con rodeos. "Tenemos aún una cultura cervecera idónea. Optamos por un consumo como bebida refrescante sin ir más allá en todas sus facetas sápidas, que requieren una serie de pautas razonables al beber la cerveza. En eso trabaja la Asociación Nacional de Cerveceros".

Carmen Dolores Herrera sugiere, por tanto, unas normas básicas para "atacar" la variedad que elijamos. Algo de concentración y desechar esos vasos granizados, que conviven con otros elementos en las neveras y que pueden ser focos de bacterias.

Hay que observar el color y luego intentar recrearnos con la percepción sensorial: ¡qué aromas y qué matices descubrimos! Buscar una temperatura adecuada -si es helada, perderemos todas las cualidades y disminuye su carácter-.

Evidentemente, existen diferencias entre las tipo pilsen, más frescas, con las de abadía o trapenses. Si tienen más o menos lúpulo, que aporta el amargor característico.

De ahí las intensidades en recuerdos a especias, pan recién hecho, etc.

Sobre los maridajes, la experta no duda en las ventajas de esta bebida con los mojos canarios o la capacidad para suavizar aristas de la cocina hindú o, cómo no, con distintos postres. El premio está ahí, pero Herrera insiste en que sirve de acicate para afianzar el perfil del producto que tanto gusta a los tinerfeños.