El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, amenazó hoy con "pedir cuentas" a los miembros de los cuerpos de seguridad que no supieron evitar el atentado suicida contra un centro de reclutamiento de la Policía que causó al menos 60 muertos.

"Otra vez volvieron los asesinos a sus conocidas acciones de derramamiento de sangre de inocentes y jóvenes valientes que acudieron al llamamiento de servir a su patria y defender su seguridad y estabilidad", afirmó Al Maliki.

En un comunicado difundido por su oficina, Al Maliki señaló que "la repetición de esos crímenes brutales indican un claro descuido por parte de los organismos competentes".

"Por ello, seguiremos la situación con toda seriedad hasta que identifiquemos a los negligentes o la causa de esta penosa tragedia", subrayó el jefe del Gobierno.

Tras el atentado, las autoridades iraquíes destituyeron al jefe de Policía de Tikrit, capital de esa provincia, el coronel Ibrahim Jalaf Mutlek, por negligencia a la hora de adoptar medidas de seguridad que protegieran a los reclutas.

En este atentado, el más sangriento ocurrido en Irak en lo que va de año, fallecieron al menos 60 personas y otras 150 resultaron heridas.

El ataque fue perpetrado por un suicida que detonó la carga de explosivos que llevaba adosada al cuerpo dentro de un centro de reclutamiento de la Policía iraquí, donde se congregaban numerosos voluntarios para ingresar en el cuerpo de seguridad.