Un 46 por ciento de los portugueses considera que viven ahora peor o mucho peor que hace 40 años, en plena dictadura salazarista, y casi un 60 por ciento cree que actualmente sus condiciones de vida son también peores que antes de entrar en la UE.

Según una encuesta divulgada hoy por la consultora Deloitte y elaborada por Gfk Metris a partir de un universo de 1.002 personas de ambos sexos de entre 18 y 64 años, los portugueses revelan una pesimista visión de futuro.

Más de la mitad pronostica que su situación económica y social será peor dentro de diez años que ahora, en tanto que seis de cada diez consideran que sus condiciones de vida se han degradado en comparación con el Portugal de hace 25 años, antes de la incorporación a la Comunidad Europea.

De acuerdo con el sondeo, cerca de un 81% de la población lusa está especialmente preocupada con el desempleo (que se situó el año pasado en el 11%), en tanto a un 26% le preocupa el sistema de salud y a otro porcentaje igual el endeudamiento de las familias.

A su vez un 78% opina que Portugal está tomando "la dirección equivocada"; un 66% no cree en la existencia de una estrategia de desarrollo para el país; y un 64% refuta la afirmación de que el país pueda considerarse competitivo en el extranjero.

El pesimismo que refleja la encuesta, divulgada antes de las elecciones presidenciales del domingo, coincide con la grave crisis que padece Portugal desde el pasado año, la peor en las tres décadas de democracia instaurada con la Revolución del 25 de Abril de 1974, que acabó con la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar.

El Gobierno socialista luso adoptó el año pasado drásticas medidas para atajar el alto déficit público del país, entre ellas una subida generalizada de impuestos, cortes en el gasto estatal y los salarios de los funcionarios y congelación de las pensiones.

La crisis se ha convertido en tema central de la campaña electoral en la que el actual jefe de Estado, el conservador Aníbal Cavaco Silva, es el gran favorito de las encuestas para ser reelegido y duplica la intención de voto de su más cercano seguidor, Manuel Alegre, candidato del gubernamental partido socialista.