La lentitud de la burocracia judicial, al no haberse localizado y citado a dos testigos clave en Polonia y Miami, ha obligado hoy a suspender por segunda vez, y hasta el mes de octubre, el juicio contra seis guardias urbanos de Barcelona acusados de torturar a un traficante de droga que se resistió a la detención.

En la sección quinta de la Audiencia de Barcelona se tenía que celebrar hoy el juicio contra los seis agentes, para los que la fiscalía pide dos años de cárcel, y contra el traficante -para quien se reclaman ocho años de prisión-, si bien la sesión se ha suspendido por segunda vez, como ya ocurrió en junio pasado, por la incomparecencia de dos testigos clave.

La magistrada que preside la sección quinta, Elena Guindolain, ha dejado claro que la sala había seguido todos los trámites necesarios para citar a declarar a los testigos, aunque ha prometido que a partir de ahora harán un "seguimiento exhaustivo" de las gestiones para poder garantizar que a la tercera sí se podrá celebrar el juicio.

En una nueva muestra de la lentitud judicial, la magistrada ha asegurado en primera instancia que el juicio se celebraría de nuevo como muy tarde entre finales de este mes de enero o durante febrero, para no perder más tiempo, aunque inmediatamente después ha anunciado que la sesión no se volvería a convocar hasta la primera semana de octubre.

Después de un murmullo de sorpresa en la sala, la magistrada ha justificado su decisión de posponer el juicio hasta octubre porque así no se celebrará justo después de agosto -mes inhábil en la Audiencia de Barcelona-, con lo que la sala gana así tiempo para volver a emplearse a fondo para confirmar después de las vacaciones de verano la presencia de los testigos.

Los hechos que se tenían que enjuiciar hoy ocurrieron la madrugada del 7 de septiembre de 2006, cuando un pequeño traficante ofreció droga a dos personas en la sala Bikini de Barcelona, sin saber que eran agentes de la Guardia Urbana fuera de servicio.

Los agentes se identificaron y mostraron sus placas, ante lo que, según la fiscalía, el traficante, Yuri S.J., les empujó y golpeó.

Posteriormente, otros cuatro agentes fuera de servicio, que también estaban en el local, fueron en ayuda de sus compañeros y redujeron al traficante, que fue detenido y trasladado a dependencias policiales.

Los seis agentes fuera de servicio fueron con su propio vehículo a la comisaría, asumieron la custodia del detenido y, según la fiscalía, le propinaron malos tratos, con puñetazos, patadas y golpes por todo el cuerpo. También le apagaron un cigarrillo en el hombro izquierdo y le restregaron una fregona por la cara.