HABLAR de Santa Cruz de Tenerife y no mencionar su calle Castillo sería un tremendo delito. Esta emblemática calle, que antes según creo se denominaba Alfonso XII, es para nosotros la arteria principal del Santa Cruz de antes, por la que siempre se pasaba, se viniese de donde se viniese, al corazón de la ciudad. Aquí no valen aquellos hermosos versos de: "Tu calle ya no es tu calle, es una calle cualquiera camino de cualquier parte...".

Hoy quisiera, a vuela pluma, hacer un recorrido de esta vía por la que otrora se deslizó el viejo tranvía. Ruego a mis lectores sean benignos, ya que la memoria puede fallar y omitir sin quererlo algún lugar importante. Vamos a comenzar por la derecha, bajando hacia la plaza de La Candelaria. Después de algunos inmuebles sin importancia, creo estaba la ferretería "El Martillo". En la esquina siguiente la librería "Universal". Más abajo, una tienda de calados de la familia realejera Chaves. Recordar que varios hermanos de esta familia fueron compañeros míos en el instituto. En la esquina que sigue la Tabaquería Bazar Anaga, de don Augusto Santaella Cayol. En esta tienda hace más de cuarenta años adquirí mi primera ópera completa, en disco long-play. Su título, "Rigoletto". Más abajo, una bombonería y una venta de lotería. Le sigue el comercio de útiles eléctricos Elektra, de los hermanos Puelles, ambos destacados músicos de la Orquesta de Cámara. En los altos vivía la familia de un español casado con una dama alemana. Sólo tenían una hija, que fue compañera mía en el colegio Alemán. En mi casa de Santa Cruz debe de haber una foto de esta. Teníamos la misma edad. Del personaje masculino prefiero ocultar su nombre. Militar, representó un papel en la posguerra que es para echarse a temblar. Corramos un tupido velo.

En la misma línea, unas pequeñas boutiques. En la esquina, un negocio de más volumen, pero no puedo recordar su nombre. La siguiente esquina "Muebles Interior", del señor Miguel Márquez Peñate, futbolista extraordinario natural de Las Palmas y acreditado escultor. Muy grata su memoria. Sigue el círculo de Bellas Artes. En la esquina la Ferretería Acevedo. Siguen los almacenes El Globo; esquina siguiente pasado Valentín Sanz, la Droguería Espinosa. Luego el Bazar Colón. La consulta del Dr. José Durán; almacén de tejidos Las Tres Muñecas, Almacenes Ramírez, Salón Parilla, comercio de don Eloy Morales, gran amigo de mi abuelo Antonio, farmacia del Ldo. Dr. Serra, y llegamos al final, la sastrería de don Jerónimo Peceña. Es lugar histórico, ya que en sus dependencias superiores se situaron las fuerzas de Infantería la aciaga tarde del 18 de julio de 1936.

Pasemos a la otrora acera y esta vez la vuelta la haremos en sentido contrario: de la plaza de La Candelaria a la Weyler. Lo primero que encontramos es la Droguería Espinosa, la consulta del odontólogo don Juan Martín, una sombrerería de la que no recuerdo el nombre; en la esquina un gran comercio de calzados (¿Ezquerro?), la famarcia del Lcdo. Imeldo Álvarez; en la siguiente esquina, el Banco Exterior de España. La consulta del oftalmólogo Dr. Morales Ruiz. Creo que antes estaban los almacenes El Siglo. Después teníamos la consulta de mi colega y amigo Juan González Hernández, pedicuro y ortopédico. A continuación la consulta del Dr. Fernando Reig Valentín. Pasamos la esquina de la recordada librería La Prensa, de don Francisco Martínez Viera, escritor y ex alcalde de Santa Cruz. Joyería de Rosendo. La situación del hotel que sigue puede considerarse en Castillo. Se trata del afamado hotel Olsen, de don Guillermo Olsen, su dueño. La farmacia del Lcdo. don Luis Wildpret Álvarez, mi profesor de alemán en el instituto. Entre Valentín Sanz y T. Power tenemos la farmacia de don Julio Hardisson Pizarrozo, que fuese presidente provincial de Cruz Roja. Antes de llegar a Peceño, una perfumería creo que de nombre Yola, de la señora De Olsen. En la esquina de Castilla con T. Power las máquinas Singer (hoy anexo del Parlamento canario). A lo largo de la calle a la derecha, subiendo desde la plaza de La Candelaria, encontramos el comercio de modas "La Bon Marché" y la consulta del dermatólogo Dr. Quevedo Franchy, librería Atlas y Almacenes Farizo. También teníamos la consulta del odontólogo Dr. Santacruz Llamas; sin olvidar al Hostal Santa Cruz, un bello y gran edificio. Allí, en uno de sus pisos, tenía su sastrería el señor Verón, que vivía en el ático. Una tarde le visitaba una hermana, y en una distracción esta se lanzó por el balcón y cayó a la calle de Imeldo Serís, en el momento en que mi colega y caro amigo Jorge Castellanos pasaba en su moto. La mujer cayó a su lado en el asfalto. Esa tarde estaba yo en la Casa de Socorro y vi el cadáver. Un final sin duda luctuoso. Cosas de Santa Cruz.