El Pleno del Ayuntamiento de La Laguna, en su última sesión del jueves, aprobó por unanimidad iniciar el expediente de honores y distinciones a favor del fotógrafo Antonio Rueda, a quien llaman el profesional del alma, no solo porque en sus imágenes siempre ha querido captar el interior del ser humano, sino porque ha entregado la mayor parte de su vida a ayudar a los necesitados.

Este fotógrafo será perpetuado de cara al futuro con el título de Hijo Adoptivo, la Medalla de Oro de La Laguna o el nombre a una de las calles que tanto ha transitado, en busca de la mejor imagen y encontrar solución a los problemas de quienes tenían un futuro incierto.

Antonio Rueda nació en 1930 en Ronda (Málaga) y llegó a La Laguna en 1955 con vistas a irse a Venezuela. Pero el destino quiso que viajara a La Palma y se encontrara con dos fotógrafos que lo apoyaron mucho como fueron Tomás Ayú y Diego Robles, que le quitaron de la mente la idea de viajar a Venezuela. El primero le prestó una ampliadora y el segundo una máquina con la que comenzó a hacer fotos en la calle, concentrándose en un primer instante en Mirca, en Santa Cruz de La Palma.

Rueda regresó a La Laguna en 1968 y compró, al precio de 150.000 pesetas, la casa número 11 de la calle Capitán Brotons, donde ha vivido durante 42 años con su esposa, Antonia Tornay Ordóñez.

Sus trabajos en la ciudad de Aguere se desarrollaron como colaborador de EL DÍA, tuvo en su casa la sede de la agencia EFE en La Laguna durante 15 años y desde su estudio hizo muchas fotos a ciudadanos, organismos oficiales y entidades culturales.

Cuenta que las primeras fotos que hizo al llegar a La Laguna fueron en la Hermandad Obrera de Acción Católica, fotografiando al sacerdote, luego obispo, Elías Yanes, o al que fuera más tarde político, Oswaldo Brito. Así que decidió colaborar con dicha hermandad.

Está en posesión de muchos títulos de formación, como por ejemplo el obtenido en 1983 de Perfeccionamiento para Periodistas Gráficos de Prensa, organizado por la Facultad de Ciencias de la Información y por la Asociación Nacional de Informadores Gráficos de Prensa.

El primer alcalde que fotografió fue Francisco Marco en 1968, y fue muy amigo de Norberto Rodríguez Díaz, con el que compartió inquietudes de la profesión y siempre recuerda sus palabras: "El hombre piensa, la máquina trabaja".

De Antonio Rueda han dicho, con gran acierto, que su trabajo fotográfico siempre ha tenido mucho de científico, trabajando en su laboratorio, investigando con distintos soportes y medios y siempre actuando con rigor, creatividad y estética.

Aunque ahora el Ayuntamiento de La Laguna lo distinguirá, Rueda lleva muchos años siendo galardonado con el gran premio del público, al valorar su trato y respeto a sus clientes y ciudadanos, y el caminar siempre por la vida con pie firme y nobleza, y dando mucho sin esperar nunca nada a cambio.

Antonio Rueda ha promocionado la creación de muchas asociaciones y ha sido directivo y miembro de ellas, como la Peña Andaluza que aún existe y siempre moviliza a muchos para que a finales del presente mes lleven alimentos no perecederos al Asilo de Ancianos de La Laguna; la Asociación de Amigos de los Animales y Plantas; el Orfeón La Paz, o los Caballeros del Padre Anchieta.

Pasión por el campo

En su casa siempre ha tenido un perro, tratándolo como a uno más de la familia, siendo característicos sus paseos con dicho animal. Todos los acontecimientos culturales, sociales, políticos o festivos han sido captados por la máquina de Rueda, y siempre le ha ilusionado pasear por el campo y abrir el objetivo de su cámara a extrañas formas adoptadas por determinados cultivos, por lo que muchos lo animan a que haga con ellas una exposición.

Todos sus fondos fotográficos se encuentran depositados en el Archivo Municipal de La Laguna y serán de gran utilidad para los investigadores.

En la moción institucional aprobada por el Pleno lagunero el pasado jueves, se hace constar que "Rueda es un fiel testigo de la historia reciente de La Laguna, ciudad que disfruta todavía de todo su saber profesional y su bonhomía, cualidades que lo hacen merecedor de la distinción que reciba en su día".