Los vecinos de Las Chumberas, sobre todo presidentes de los bloques, que asistieron el pasado martes a la reunión con representantes del Gobierno regional, Cabildo y Ayuntamiento lagunero lo hicieron con dudas iniciales sobre las garantías de financiación de las administraciones canarias y, aunque en algunos casos mantienen una lógica prudencia sobre el cumplimiento de todo lo anunciado, salieron casi entusiasmados y con la sensación de que, si se cumple lo previsto, la desazón que han vivido desde que se descubrió la afección por aluminosis puede convertirse en una compensación más que convincente. De todos los detalles relevantes que se expusieron, sobre todo en boca del alcalde, Fernando Clavijo, lo más relevante es que, si no se opone ningún dueño de las 675 viviendas y locales comerciales, los 42 edificios pasarán a ser sólo 28, lo que permitirá un considerable cambio en el aspecto y la distribución de esta urbanización precisamente para que no dé la impresión de ser una especie de barriada.

Para ello, se aumentarán las alturas actuales hasta seis o siete y, si se respalda la previsión más sólida de los técnicos de Muvisa, se contará con 24 viviendas por bloque, lo que hará un total de 28. Además, y aunque en su interior tendrán unas mismas características, el aspecto externo de los distintos bloques será diferente para evitar la sensación de urbanización.

Ante el avalancha de preguntas relativas a estos detalles, Clavijo recalcó que caben muchas posibilidades, pero que lo más importante es firmar cuanto antes el convenio interadministrativo con el Estado para que se concrete el acuerdo que hará que, en los próximos nueve años, se invierta en la reposición un total de 87,5 millones de euros, con un 50% de financiación estatal, un 35% regional, un 10 insular y un 5% local, sin ninguna aportación vecinal.

Despejando dudas, el alcalde, la consejera insular de Planificación, Pino León, y el director del Instituto de la Vivienda, Jerónimo Fregel, aclararon que las casas tendrán un espacio útil medio de unos 85 metros y tres habitaciones, aparte de garaje y trastero, lo que aumenta considerablemente su valor actual, ya que algunas sólo tienen dos cuartos. Algunos dueños que disponen de viviendas de 90 metros y cuatro habitaciones expusieron su sensación de desagravio e injusticia. Clavijo intentó hacerles ver que, con los cambios generalizados, deberían tener un poco más de perspectiva, que sólo pierden unos 5 metros y que, en todo caso, siempre se podrá distribuir la casa en plano de otra manera para crear un tabique más y ganar una cuarta habitación.

También se aclaró que todo cambio estético o de otro tipo que supere la inversión inicialmente prevista para cada propietario deberá salir de su bolsillo, lo que fue aceptado de forma natural.

La exposición fue tan amplia y con tantas novedades, que hubo momentos casi de avalancha informativa. Algunos tenían dudas sobre si, al convertirse en VPO desde que se haga la reposición, pueden vender las casas y en qué plazo en el mercado libre. Aunque el convenio aún ha de concretarse y al tratarse de un caso tan excepcional, Fregel dio a entender que lo más lógico es que, en 10 años, sólo se puedan vender por el precio de VPO, ya que no debe haber lucro o plusvalía, si bien se dejó claro que se podrá vender desde ahora, con la revalorización que este macroproyecto ya ha supuesto para una urbanización que perdió instantáneamente valor desde que se descubrió la gravedad de la aluminosos en 29 bloques.

El alcalde recalcó que se ha ido a lo máximo para obtener la mayor financiación posible. Por eso, y ante algunas dudas de los presentes, resaltó la importancia de que se derriben y se repongan los 42 edificios, aunque al final se reduzcan a 28. De esta forma, la reordenación de la amplia superficie que ocupa esta urbanización permitirá paseos más amplios, aumentar el parque actual o, incluso, crear un centro de salud u otras dotaciones sociales y vecinales, siempre y cuando así lo contemplen otras administraciones, como la consejería de Sanidad.

Clavijo también insistió en la idoneidad de ganar alturas para que, por ejemplo, los ascensores no cuesten cifras considerables a los vecinos, tal y como ocurriría si hay menos plantas. Ante la propuesta de que se habilite un edificio específico para los comercios existentes, la edil de Vivienda, Blanca Pérez, recomendó que se sea muy prudente con este tipo de ideas porque no conviene poner en peligro la interpretación de un acuerdo que atañe sólo a la Dirección de la Vivienda y que podría toparse con obstáculos jurídicos si se entiende que hay otras finalidades.

Las autoridades recalcaron que los realojos seguirán siendo abonados por las administraciones, aunque el alcalde subrayó que, al disponerse de nueve años de plazo y porque habrá una reordenación urbanística, cabe la opción de que se edifiquen cuatro bloques nuevos y algunas familias las estrenen sin necesidad de marcharse de sus casas actuales. Asimismo, se confirmó que probablemente sobren algunas viviendas y se insistió en que queda un largo proceso con muchas reuniones y decisiones.

La sensación de haberse sacado la lotería fue creciendo cada vez más entre los vecinos hasta que, al final, una dueña preguntó si la suspensión del planeamiento y los fuera de ordenación no suponen "pan para hoy y hambre para mañana". El alcalde aclaró que la suspensión es necesaria, que todo pasará por la Cotmac y negó la mayor: "Será pan para hoy y bistec para mañana".