Al menos 511 personas han muerto como consecuencia de las lluvias que castigan desde hace cuatro días a la región serrana del estado de Río de Janeiro, en la considerada como la segunda mayor tragedia natural en la historia de Brasil, informaron ayer fuentes oficiales.

Según los últimos balances divulgados por los municipios más afectados, las inundaciones y principalmente los deslizamientos de tierra, que sepultaron numerosas viviendas construidas en las faldas de las montañas, provocaron 228 muertes en la ciudad de Teresópolis, 225 en Nueva Friburgo, 39 en Petrópolis y 19 en Sumidouro.

De acuerdo con cifras de las Naciones Unidas citadas ayer por la prensa, por el número de muertes, la de esta semana es la segunda mayor tragedia natural en la historia de Brasil, apenas superada por la causada por las inundaciones de enero de 1967, cuando las víctimas llegaron a 785.

El número de víctimas por las lluvias de esta semana puede aumentar debido a que los bomberos aún no han podido acceder a locales que quedaron aislados por la destrucción de puentes y de carreteras, y por las toneladas de tierra, lodo y piedras que cubrieron áreas urbanizadas en las montañas.

Las autoridades también admitieron su temor a que la situación se agrave debido a que los meteorólogos prevén que las lluvias seguirán en los próximos días, aunque sin la intensidad del temporal que castigó a la región entre la noche del martes y la madrugada del miércoles. En la madrugada de ayer la lluvia fue constante pero ligera y las autoridades no registraron ningún nuevo deslizamiento.

"Lo que nos está angustiando son las próximas horas y días, ya que hay previsión de más lluvias. El problema, además, no se resume a esos cuatro municipios, hay otros que también sufrieron por las lluvias y áreas aun con riesgo de deslizamientos", afirmó el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral.

Pese a que la capacidad de las sedes del Instituto Médico Legal fue rebosada en las ciudades de la Región Serrana y hay cadáveres hasta en los estacionamientos de la institución, la policía ya ha conseguido identificar 470 de los cuerpos. Varias de las áreas afectadas, cubiertas de montañas de lodo y basuras, permanecen en total caos debido a que están aisladas y sin suministro de energía eléctrica y telefonía.

Las tareas de rescate continuaron de forma ininterrumpida en la madrugada de hoy en la ciudad de Teresópolis pero tuvieron que ser suspendidas en los otros tres municipios por falta de luz y por la propia lluvia.

La dimensión de la tragedia ha sido atribuida tanto a los cambios climáticos, que aumentaron la intensidad de las lluvias que tradicionalmente caen en Brasil en esta época del año, como a la ocupación irregular y desordenada de las faldas de las montañas en la región serrana.

El gobernador de Río de Janeiro aseguró que las autoridades municipales en la región serrana han sido muy "permisivas" con la construcción de viviendas en áreas montañosas consideradas de riesgo en las últimas tres décadas.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que sobrevoló en helicóptero el jueves las áreas más afectadas, calificó la situación de "muy dramática" y dijo que el mayor problema es que "la vivienda en área de riesgo en el país se convirtió en regla y no en excepción".