Si Celso Albelo y Jorge de León son los cantantes canarios con mayor proyección internacional, no cabe duda de que Nancy Fabiola Herrera es la principal estrella femenina que el Archipiélago ha producido en los últimos diez años en el campo de la lírica.

Considerada una de las mejores intérpretes modernas de "Carmen", la mezzosoprano natural de Las Palmas ha paseado su talento por los grandes escenarios de la lírica mundial, desde el Royal Opera House de Londres y la Deutsche Oper de Berlín a la Ópera de París y la Arena de Verona, pasando por el Teatro Real de Madrid (donde cantó una memorable "Doña Francisquita" junto a Plácido Domingo, uno de sus grandes valedores) y el Metropolitan Opera de Nueva York, ciudad donde reside desde hace años y en la que se consagró en 2005, precisamente en el MET y con una "Carmen" dirigida por Franco Zeffirelli.

Hoy será el teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife el que acoja a la artista canaria, que, acompañada al piano por Rubén Fernández, ofrecerá el primer recital del XXVII Festival de Música de Canarias.

Los melómanos asocian su nombre al gran repertorio lírico, pero un poco menos a la zarzuela, que supuso sin embargo su rampa de lanzamiento.

Mis primeros pinitos en el canto los realicé en la zarzuela. Fue cuando vivía en Madrid. Allí hice coros, colaboraciones y un primer papel, el de la portera en "La verbena de la paloma". Lo que determinó mi carrera fue, de hecho, una gira de tres meses con la compañía Ases Líricos, a partir de la cual decidí dedicarme a este oficio.

Una de sus grandes interpretaciones fue en "La bruja", de Chapí. ¿Coincidió en alguna producción con el tenor tinerfeño Jorge de León, que también la estaba interpretando por las mismas fechas?

Cantamos juntos en la producción de Emilio Sagi que se representó en el Baluarte de Pamplona. Jorge es un amor. No creo que nadie pueda hablar mal de él. Es un ser maravilloso, un gran compañero y un artista del que debemos sentirnos orgullosos.

Carmen ocupa un lugar central en su repertorio. ¿Qué cree haber aportado a un personaje que acumula tantos lugares comunes y una tradición interpretativa tan amplia?

(Tras meditar unos segundos) Honestidad. Me creo a Carmen, intento meterme bajo su piel. Como mujer y española, lo siento muy cercano. Es un personaje fuerte, pasional, con múltiples facetas, que te demanda un importante despliegue físico, movimiento, baile, toque de castañuelas... Para mí, Carmen es una mujer que vive el amor como un hombre, un ser que que no se doblega ante nada, ni ante la muerte. Parece fría y calculadora, pero en realidad es práctica. No le importa lo que suceda mañana; vive el presente, el aquí y el ahora. Es libre, y eso no se perdona.

Su camino se ha cruzado varias veces con el de Plácido Domingo, quien le entregó el premio que lleva el nombre de su madre dentro del concurso Operalia y, el pasado octubre, el suyo propio en Los Ángeles. ¿Qué ha supuesto en su carrera?

Compartir escenario con una persona y artista como él es una experiencia única. Cuando tienes la oportunidad de trabajar al lado de la excelencia, esa ocasión solo puede depararte cosas buenas. Plácido es el canto llevado con inteligencia, pero también alguien que se distingue por el trato humano. Aunque conoce a miles de personas, se acuerda de todos y para todos tiene siempre una atención y una sonrisa particulares, desde el portero al tramoyista. Como intérprete, se mete tanto en los personajes que a la vez demanda de ti lo máximo, lo que produce magia sobre el escenario.

Es usted maestra de reiki. ¿Le ayuda a asumir los personajes sin sentirse interiormente afectada por sus avatares?

Siempre hay que implicarse, pero tampoco dejar que esa implicación afecte a la interpretación hasta el punto de malograrla. Hay personajes, como la Charlotte de "Werther", que para mí suponen un enorme reto emocional; admito que no siempre logro dominar la tristeza que me producen. El reiki, el yoga, la musicoterapia son disciplinas que te ayudan a encontrar el necesario equilibrio físico y espiritual, ya que estás entregándote constantemente en escena, tienes las emociones a flor de piel, estás sometida a cambios, viajes, responsabilidades, y, además, debes cuidar tu instrumento.

¿Se ha convertido la fotogenia en una moderna forma de tiranía para el cantante?

Es uno de los precios que se pagan por vivir en un mundo tan mediático como el nuestro. En la época actual la imagen prima sobre todo lo demás. Incluso en nuestra profesión, muchas veces, por desgracia, no es el talento el que prima, sino el "look". Esta es la parte negativa: hoy ya no solo debes prepararte para cantar, sino que has de saber manejar tu carrera desde aspectos que no son exclusivamente artísticos. La imagen externa es importante. Es un hecho al que no podemos dar la espalda.