El Gobierno alemán intentó hoy zanjar la crisis de los alimentos contaminados con dioxinas con un plan de acción que regula la producción de piensos para animales, establece controles sanitarios exhaustivos y endurece las penas a los infractores.

La ministra de Agricultura, Ilse Aigner, presentó ante los medios de comunicación un decálogo de medidas que enfatiza la necesidad de mejorar cuantitativa y cualitativamente la supervisión de la alimentación del ganado empleado para el consumo alimenticio humano.

"Las obligaciones de los productores de piensos relativas al control de sus productos se van a intensificar de forma significativa. Debemos liderar un endurecimiento y una ampliación de estos controles", aseguró Aigner.

El plan obliga a los fabricantes de piensos a obtener una licencia específica, a detallar la composición de sus productos ante las autoridades y a suscribir un seguro de responsabilidad civil.

Además, intensifica los controles en toda la cadena de producción, establece un sistema de alerta temprana, y sanciona la separación total a nivel productivo de las grasas destinadas directa o indirectamente a la alimentación humana y las de uso industrial.

Por último, insta a los laboratorios privados a informar de los casos que registren con altos niveles de dioxinas y crea una lista pública en internet donde aparecerán los nombres de los productores de piensos que infrinjan la ley.

El plan de acción presentado hoy por Aigner será aprobado casi con seguridad en el Consejo de Ministros del próximo miércoles y se trasladará de inmediato al Parlamento alemán (Bundestag) para que sea debatido como proyecto de ley.

Este último paso del proceso legislativo podría complicarse debido a la intensa tormenta política que se ha desatado en Alemania a raíz de este escándalo.

Los Verdes exigieron la dimisión de la ministra, y La Izquierda y los socialdemócratas del SPD criticaron el plan de acción del Ministerio de Agricultura y lo tacharon de "insuficiente".

Por su parte, la canciller Angela Merkel afirmó hoy que respalda "totalmente" a Aigner, pese a los rumores aparecidos en varios medios de comunicación sobre malestar que ha causado en la jefatura del Gobierno la gestión de esta crisis.

Además, el Ministerio de Agricultura confirmó que algo más del 25 por ciento de los huevos potencialmente contaminados que han sido analizados -en concreto, 23 de 83- han superado los niveles máximos legales de dioxinas.

De la carne de origen porcino analizada, sólo una de las 33 muestras ha dado una cantidad excesiva de este componente tóxico, mientras que en todas las muestras de leche, carne de pavo y de pollo investigadas hasta el momento no se han encontrado cantidades significativas de dioxinas.

No obstante, la crisis ya está pasando factura a las empresas del sector agropecuario, que ya han advertido de un descenso de sus ventas de huevos y carne de ave y cerdo de hasta el 20 por ciento, por lo que están estudiando demandar a la presunta responsable del escándalo, la empresa Harles & Jetzsch.

Esta compañía se dedica a la distribución de grasas industriales, y está acusada de comercializar grasas asignadas a la producción de papel para la fabricación de piensos animales pese a no ser comestibles.

Una encuesta del canal público de televisión ZDF apuntó hoy que el 84 por ciento de los alemanes está a favor de endurecer la legislación y un 79 por ciento está dispuesto a pagar más por alimentos de mayor calidad.

Los productos animales potencialmente contaminados no sólo han llegado a comercializarse en Alemania, sino que han llegado a los Países Bajos, República Checa y Polonia, según el Ministerio de Agricultura.

El escándalo de los piensos contaminados con dioxinas se hizo público el lunes de la semana pasada, después de que un productor alertase a las autoridades de Baja Sajonia (noroeste de Alemania), el estado federado más afectado por la crisis.

A partir de entonces llegaron a aislarse más de 4.000 granjas de todo el país para analizar a los animales que presuntamente habían consumido los piensos contaminados, de las que algo menos de 400 permanecen cerradas en la actualidad a la espera de los resultados de los test realizados.