Un policía de la Brigada de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía de Santa Cruz de Tenerife aseguró ayer, en la sala de la Sección Sexta donde se celebra un juicio con jurado popular contra Juan Carlos L.P. por un delito de homicidio para el que el fiscal pide una pena de 12 años de prisión y una indemnización de 300.000 euros, que "la posición del cuerpo en el pasillo de la casa hace pensar en un posible arrastre desde el dormitorio". Dicho funcionario también explicó que las manchas de sangre de la pared habían sido limpiadas, que el pasillo estaba mojado y que el colchón del dormitorio estaba impregnado de sangre, sobre todo la parte inferior. Asimismo, la posible arma del crimen -una botella de vino que se halló en un hueco entre el colchón ensangrentado y una pared donde había una ventana- tenía "signos de haber sido limpiada y se hallaron restos de cabello".

El cuerpo sin vida de la víctima de la calle Pestiño tenía debajo de la cabeza una especie de bolsa azul y junto a la cabeza había un libro: "La muñeca asesina". Los policías afirmaron que bien se pudo cambiar de ropa o la cambió alguien, pero en la casa solamente estaban el fallecido y el acusado.

Las tres vecinas

Durante la sesión de ayer se escuchó a la vecina de pasillo de la calle Pestiño, la cual dijo que conocía a la víctima y que la noche del 5 de diciembre de 2008 acudió a su casa a pedir a Lázaro Alberto, también conocido como Raimundo por sus vecinos, 20 euros que le hacían falta. "Me ofrecieron algo de beber y yo les dije que de la misma botella que habían tomado ellos no quería y me abrieron una nueva de sidra. Raimundo no tenía dinero a mano y yo me marché. Dos días antes de lo ocurrido habían acudido Raimundo a mi casa para presentarme a este chico -señalando al acusado- y me dijo que lo conocía de la plaza del Mercado y que ahora venía a vivir a su casa. Ese día llegué a mi casa y vi al chico este sentado en un muro desesperado porque Raimundo no le abría la puerta y quería su guitarra". Al parecer, el procesado le había comentado que Raimundo se había golpeado con la tele, pero eso fue descartado por los policías, "ya que la televisión no presentaba signos de que la hubieran movido".

Escuché un fuerte golpe

Otra vecina, la cual afirma padecer insomnio crónico y que vivía justo encima de la casa donde ocurrieron los hechos, aseguró que escuchó "mucho ruido esa noche como un fuerte golpe. Como si cayera un mueble y rodaran botellas por el suelo. Después oí la puerta de la calle y al mirar por la ventana vi cómo este chico se marchaba, eran las seis menos diez de la mañana. Al regresar me contó que Raimundo se dio en la cabeza y lo dejó durmiendo en la cama". Otra vecina también escuchó voces de dos hombres y una mujer, pero luego se acostó y no se percató de nada más. La versión del acusado de que él y Raimundo compraron varias botellas de bebida como chinchón, dos benjamines de sidra y vino, así como que la televisión se cayó sobre la víctima provocándole una brecha en la cabeza que no dejaba de sangrar quedó desacreditada tras el testimonio de la vecina que acudió a la casa a pedir 20 euros y los testimonios de la policía, ya que nadie habló de benjamines, sino de botellas de sidra y que la tele en ningún momento se cayó. Las diversas versiones del acusado y la posible existencia de que se lavara la sangre hacen barajar otras hipótesis.