Los testigos aseguran que los Tubert querían cerrar la constructora donde trabajaba Puig

OLOT (GIRONA), 12 (EUROPA PRESS)

"Esto es lo que os merecéis"; estas son las palabras que el asesino múltiple de Olot, Pere Puig, dijo antes de disparar a sus jefes, los propietarios de Construcciones Tubert, padre e hijo.

La mayoría de clientes del bar ''La Cuina de l''Anna'' de la Canya han asegurado este miércoles ante el juez que Puig pronunció estas palabras antes de disparar, a conciencia, a las dos primeras víctimas.

Muchos de ellos --han declarado un total de once-- han reconocido que en un primer momento pensaron que se trataba de una broma, y que pensaron que la escopeta era de fogueo. Además, algunos han detallado que el asesino iba vestido con ropa de cazador.

El día de los hechos, el pasado 15 de diciembre, los Tubert estaban desayunando junto a otras personas, todos en la misma mesa.

Muchos de ellos trabajadores autónomos que en algún momento habían compartido trabajo con los Tubert y que conocían a Pere Puig de vista.

La mayoría de los testigos reconocen que los hechos pasaron en pocos segundos, que fue un momento y que las dos víctimas no tuvieron tiempo para reaccionar.

"El tiempo entre los dos disparos fue el de cargar el arma", ha declarado uno de los que compartía mesa con los constructores en el momento de los hechos.

Incluso muchos de ellos no tuvieron tiempo ni de ver lo que pasaba, simplemente se dieron cuenta de lo ocurrido cuando el hijo Tubert reclamó una ambulancia para que socorrieran a su padre.

Un testigo, que se encontraba sentado entre las dos víctimas, también ha descrito que cuando el hijo Tubert vio a Puig disparar a su padre gritó: "¿Qué hace este loco?".

CIERRE DE LA EMPRESA

Según las declaraciones recogidas por el Juzgado de Instrucción número 2 de Olot, algunos de los testigos han confirmado que los Tubert querían cerrar la empresa después de terminar la obra en La Canya, ya que tenían problemas económicos, pero que en ningún momento habían manifestado que tuvieran problemas con su empleado, Pere Puig.

Solamente uno de los testigos, que conocía a las víctimas y al asesino de vista, ha relatado que una mañana días antes del crimen se cruzó con Puig y que el albañil le dijo: "¿Qué vas, con aquel hijo de puta?", en referencia al constructor.

Por su parte, el marido de la propietaria del bar ha descrito que cuando vio entrar a Puig pensó que quería robarle ya que iba armado y vestido de cazador.

Después de oír el primer disparo, se escondió detrás de la caja registradora por miedo a resultar herido.

Este hombre también ha detallado que Puig hacía un año que no iba al bar porqué había tenido un incidente con una camarera.

Las declaraciones de los testigos continuarán en lo que queda de semana: este jueves será el turno de los que presenciaron los otros dos asesinatos, los de los empleados de la CAM, mientras que el viernes declararán las familias de las víctimas y los agentes que han participado en la investigación.