El papa Benedicto XVI envió ayer

al cardenal Robert Sarah a Haití con una ayuda económica de 1.200.000 dólares para la población golpeada por el terremoto de hace un año que causó la muerte de 250.000 personas y dejó un millón de personas sin hogar, refirió ayer el Vaticano.

El cardenal Sarah, presidente del Consejo Pontificio Cor Unum, institución vaticana que distribuye los fondos económicos que recibe el Vaticano, llevará también un mensaje del papa a la población haitiana, una de las más afectadas por las catástrofes naturales durante el pasado año.

Sarah visitará algunas comunidades religiosas como la Hermanas de Cristo Rey, cuyo hospital quedó destruido; Las Pequeñas Hermanas de Santa Teresa y el Niño Jesús, que administran un sanatorio para enfermos de sida y tuberculosis, y la Compañía de Jesús, que tenía un centro de ancianos y una escuela que fueron arrasados por el terremoto, explicaron fuentes episcopales.

En la Compañía de Jesús, Sarah pondrá la primera piedra de la Escuela Notre Dame des Anges. El cardenal llevará una ayuda económica proveniente de las aportaciones para el terremoto: 800.000 dólares irán destinados a la reconstrucción de escuelas y 400.000 a la reconstrucción de las iglesias.

Hoy, el presidente de Cor Unum, acompañado del subsecretario, el español Segundo Tejado, se reunirá con el presidente de la República, René Préval, y visitará el campo de refugiados Di Parc Arca, donde celebrará una misa.

Mañana, leerá el mensaje del papa durante la misa de conmemoración al año del terremoto y un día después, presidirá la Eucaristía en el Convento de las Hijas de María "Parideans", donde 15 religiosas murieron bajo los escombros y otras 12 resultaron gravemente heridas.

Precisamente ayer el Santo Padre denunció que la libertad religiosa es "lesionada o negada" en muchas partes del mundo y que países occidentales que dan una gran importancia a la "tolerancia" y al pluralismo consideran la religión como algo marginal y extraño.

El pontífice hizo estas manifestaciones ante los embajadores de los 178 países que mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede, a los que recibió en el Vaticano en el tradicional encuentro de primeros de año y ante los que reiteró que la libertad religiosa es el camino fundamental para la construcción de la paz.