Benedicto XVI denunció hoy que la libertad religiosa es "lesionada o negada" en muchas partes del mundo y que países occidentales que dan una gran importancia a la "tolerancia" y al pluralismo consideran la religión como algo marginal, extraña a la sociedad e incluso desestabilizadora.

El Pontífice hizo estas manifestaciones ante los embajadores de los 178 países que mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede, a los que recibió en el Vaticano en el tradicional encuentro de primeros de año y ante los que reiteró que la libertad religiosa es el camino fundamental para la construcción de la paz.

En un largo discurso, el Papa hizo un recorrido por el mundo y deteniéndose en Occidente señaló como "amenaza" contra la libertad religiosa el que en países que hacen de la tolerancia y el pluralismo bandera, la religión cada día esté más marginada.

"Se tiende a considerarla como un factor sin importancia, extraño a la sociedad moderna o incluso desestabilizador y se busca impedir su influencia en la vida social", denunció el Papa.

Otra manifestación de la marginación de la religión "y en particular del cristianismo", es, según el Papa, el desterrar de la vida pública fiestas y símbolos religiosos, como la exposición pública del crucifijo, por respeto a los que pertenecen a otras religiones o no creen.

Según Benedicto XVI, de esa manera no sólo se limita el derecho de los creyentes a la expresión pública de su fe, sino que se cortan las raíces culturales que alimentan la identidad profunda y la cohesión social de muchas naciones.

El Papa Ratzinger también citó como amenaza a la libertad religiosa el que en algunos países europeos se hayan impuesto cursos de educación sexual o cívica, "que transmiten una concepción de la persona y de la vida pretendidamente neutra, pero que en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a la justa razón".

Según dijo el portavoz vaticano, Federico Lombardi, con esas palabras el Papa se refería de manera implícita "a lo sucedido en España", donde la Conferencia Episcopal ya manifestó su preocupación por la publicación de manuales sobre sexualidad para escolares y por la asignatura de Educación para la Ciudadanía.

Benedicto XVI también incluyó entre las amenazas el que en muchos países, entre ellos de América Latina, se aprueben leyes que crean "un monopolio estatal en material escolástica".

El Papa exhorto a sus Gobiernos a promover sistemas educativos que respeten el derecho de las familias a decidir la educación de sus hijos, inspirándose en el principio de subsidiariedad, esencial para organizar una sociedad justa", afirmó.

Mirando a Oriente, Benedicto XVI expresó "consternación" por los atentados mortales contra cristianos en Irak y Egipto y pidió a los los gobiernos de esas naciones y a los líderes religiosos musulmanes que garanticen la seguridad de los cristianos, de los que dijo son ciudadanos "originarios y auténticos" y no de segunda clase.

Entre las leyes que "lesionan" el derecho de las personas a la libertad religiosa, el Papa citó la norma contra la blasfemia en Pakistán y pidió a las autoridades paquistaníes que la supriman al considerar que "sirve de pretexto para cometer injusticias y violencias contra las minorías religiosas".

El Pontífice agregó que el asesinato del Gobernador de la provincia paquistaní de Punyab, Salman Tasir -que estaba en el punto de mira de los clérigos integristas por su oposición a esa ley y por su apoyo a la campesina cristiana condenada a muerte Asia Bibi- pone de manifiesto la necesidad de abolirla.

Bibi, de 45 años, está condenada a muerte tras ser acusada de haber insultado a Mahoma.

El Papa agregó que la "veneración a Dios promueve la fraternidad y el amor, no el odio o la división".

En su recorrido por el mundo, Benedicto XVI animó a las autoridades de Cuba a "reforzar" el diálogo con la Iglesia Católica, que ha permitido la puesta en libertad de varias decenas de opositores al régimen que estaban presos.

Ante los 178 embajadores el Papa reafirmó que la religión "no constituye una amenaza para la sociedad y no es un factor de conflicto" y que la Iglesia "no busca privilegios, sino cumplir su misión con libertad".