Mark Kennedy, un policía encubierto que durante años espió a los movimientos ecologistas británicos, ha echado por tierra el intento de procesar a varios de sus integrantes tras ofrecerse a la defensa para testificar en su favor.

Según fuentes de la defensa, el proceso judicial contra seis ecologistas acusados de conspirar para cerrar una central térmica en Nottingham (norte de Inglaterra) en 2009 debía comenzar hoy, pero fue anulado después de que Kennedy les contactara para decir que estaba de su lado.

La fiscalía retiró inmediatamente los cargos, al considerar que el testimonio del agente encubierto, que llevaba relacionándose con movimientos ecologistas desde el año 2000, sería decisivo.

Kennedy era conocido entre los verdes británicos como "Flash" (Ostentoso) Stone, un apodo que tenía que ver con que llevaba una vida económica más desahogada que el resto de activistas.

La auténtica razón es que llevaba una doble vida, la de Mark Kennedy, agente de la policía, y la de Mark Stone, defensor del movimiento ecologista que participó en decenas de acciones en el Reino Unido y otros países, a los que viajaba con pasaporte falso.

Entre otros lugares, Kennedy estuvo en Islandia para protestar contra la construcción de una presa, en España para hacer campaña con grupos ecologistas locales, y en Alemania e Italia, donde tomó contacto con grupos anarquistas afines al movimiento verde.

También participó en las protestas contra la cumbre del G-8 que se celebró en 2005 en Gleneagles (Reino Unido), que ayudó a gestar y dar forma la movimiento del Climate Camp.

Además, entró ilegalmente en centrales térmicas e invadió pistas de aeropuertos, acciones que llevaron a sus superiores a considerar que había dejado de ser un "espía" para ser un provocador más.

Kennedy logró engañar durante años a sus "compañeros" gracias a su decidida actitud y a su aspecto y aficiones: pelo largo, pendientes, tatuajes en ambos brazos y habilidad para escalar.

El falso ecologista desaparecía durante largos periodos de tiempo, lo que tampoco despertó sospechas porque afirmaba que se iba a Estados Unidos a visitar a su hermano.

La historia terminó en octubre pasado, cuando otros activistas encontraron documentos sobre la auténtica identidad de Kennedy.

Danny Chivers, uno de los seis acusados en el fallido proceso, declaró que Kennedy fue mucho más allá de ser un observador durante el tiempo en el que formó parte del movimiento ecologista.

"No estamos hablando de alguien que se sentaba en las reuniones a tomar notas. Estaba metido de lleno", declaró Chivers, quien aseguró que Stone, o Kennedy, "estuvo implicado desde el principio" en el plan para cerrar la central térmica de Nottingham.

El policía pudo haber detenido la operación "desde el principio mismo", pero lo que hizo fue ayudar a reclutar el mayor número posible de personas para participar en la acción, dijo.

El plan de los activistas era cerrar la central, que utiliza carbón como combustible, para protestar contra el cambio climático, un proyecto por el que los activistas fueron detenidos y acusados formalmente de "conspiración para cometer allanamiento agravado".

Antes de conocerse su decisión de ponerse del lado de los ecologistas en el juicio, las web de los activistas se llenaron de denuncias de antiguos amigos y compañeros de militancia de Kennedy, o Stone, que afirmaron sentirse "traicionados" y "asqueados".