La penalización sobre la deuda soberana portuguesa se situó al comienzo de la jornada de nuevo en sus niveles máximos, similares a los registrados el pasado viernes, y se mantiene por encima del 7 por ciento.

La deuda lusa se encuentra bajo la atenta mirada de los mercados, que desconfían del elevado déficit público de Portugal y temen que no pueda hacer frente a sus compromisos financieros.

El primer ministro luso, José Sócrates, desmintió el sábado una vez más la hipótesis de tener que recurrir a un rescate, e insistió en que el país emite señales que merecen la confianza de los inversores, como el cumplimiento de su objetivo de rebajar el déficit en dos puntos durante el 2010, hasta el 7,3 por ciento.

También el presidente de la República portuguesa, Aníbal Cavaco Silva, inmerso en la campaña electoral con la que pretende revalidar su cargo en los comicios del próximo 23 de enero, restó crédito a las informaciones aparecidas el fin de semana sobre la necesidad de que su país recurra a la ayuda de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La revista alemana Der Spiegel publicó el sábado en su versión web que los Gobiernos alemán y francés podrían solicitar a Portugal que recurriera a un rescate financiero cuanto antes, aunque sin precisar sus fuentes.

Los intereses sobre la deuda lusa a diez años, habitual indicador de la confianza de los mercados sobre la situación financiera de un país, rondaban esta mañana el 7,16 por ciento.

El propio ministro de Finanzas portugués, Fernando Teixeira dos Santos, reconoció en el mes de octubre que pagar más de un 7 por ciento por las obligaciones a diez años es insostenible, y que en caso de ser así, se corre el riesgo de tener que solicitar ayuda financiera externa, tal y como ya hicieron Grecia e Irlanda.

Los analistas creen que la emisión de entre 750 y 1.250 millones de euros en bonos lusos a tres y diez años prevista para el próximo miércoles será clave para comprobar si Portugal logra en estos días apaciguar a los mercados, ya que coincidirá en la misma semana con la subasta de deuda pública española e italiana.