Tras cerrar cerca de 5.000 granjas, las autoridades alemanas confirmaron ayer que los primeros análisis de gallinas ponedoras que comieron piensos con dioxinas muestran tasas de esta sustancia 2,5 veces por encima de lo permitido.

Se trata, según el Ministerio de Agricultura de Alemania, de pruebas efectuadas a tres gallinas procedentes de Renania del Norte-Westfalia (oeste del país) en cuyo tejido adiposo se localizó una tasa de dioxinas de 4,99 picogramos por gramo (pg/g), cuando el máximo permitido es de 2 picogramos (billonésima parte de un gramo).

"La carne no se estaba vendiendo. Los animales fueron sacrificados y sus cuerpos incinerados", aclaró un portavoz.

Los huevos procedentes de la explotación a la que pertenecían estas gallinas fueron devueltos y el departamento de Agricultura publicó en internet los números de serie. El ministerio aclaró que la carne de estas aves ponedoras suele venderse, en circunstancias normales, como sopa de pollo.