"Si finalmente se lograse el objetivo de hacer posible la explotación industrial del primer biocombustible canario, supondría la creación de una nueva industria, la diversificación agrícola, creación de empleo, nuevas estructuras del transporte y uso del agua, recuperación de suelos degradados, posibles cultivos de forrajes para la ganadería de la isla y el impacto en el PIB canario".

Con estas palabras dejó patente ayer el consejero delegado de Disa, Raimundo Baroja, en Fuerteventura, la trascendencia del Proyecto Disa Biocombustible Jatrofa, cuya segunda fase presentó ayer, y en el que la primera compañía canaria de distribución de productos energéticos ha invertido ya un millón de euros. El Proyecto Disa Biocombustible Jatrofa nace en 2007 fruto de la firma de un convenio entre Disa y la Universidad de La Laguna. Cuenta, además, con la colaboración de la Universidad de Las Palmas y el apoyo del Cabildo de Fuerteventura, que ha cedido los terrenos para la plantación piloto, así como del Gobierno de Canarias.