Amnistía Internacional (AI) declaró presos de conciencia a otros dos líderes de la oposición no parlamentaria rusa detenidos el pasado día 31 en Moscú durante una manifestación autorizada y bajo arresto administrativo, informó hoy la oficina en Rusia de esta organización defensora de los derechos humanos.

Se trata del escritor Eduard Limónov, líder del proscrito Partido Nacional Bolchevique, y de Kirill Manulin, activista de La Otra Rusia.

El pasado miércoles AI declaró presos de conciencia al ex viceprimer ministro Borís Nemtsov; al miembro de la dirección del movimiento Solidarnost, Iliá Yashin, y al coordinador del Frente Izquierdista, Konstantín Kosiákin.

El jefe en Rusia de AI, Serguéi Nikitin, declaró a la agencia Interfax que todos estos activistas fueron privados de libertad "únicamente porque decidieron hacer uso de su derecho constitucional a la libertad de reunión".

Los opositores fueron detenidos junto a la plaza Triunfálnaya de Moscú cuando de disponían a participar en el tradicional mitin en defensa del artículo 31 de la Constitución rusa, que refrenda la libertad de reunión.

"La organización les considera presos de conciencia. Aquellos que continúan detenidos deben ser puestos en libertad de inmediato", señala la declaración difundida hoy por AI.

En el documento se lamenta que "la reciente serie de arrestos de manifestantes pacíficos en Moscú y otras ciudades rusas no son un acontecimiento excepcional en la Rusia de hoy".

"Refleja el aumento de las limitaciones a la libertad de reunión de las personas que protestan de forma pacífica contra las violaciones de los derechos humanos y que expresan sus puntos de vista opositores, así como de la de miembros de movimientos ciudadanos que critican a las autoridades", agrega.

La oposición no parlamentaria acusa a las autoridades, en particular al primer ministro, Vladímir Putin, de recurrir a violentos métodos soviéticos de represión para acallar las voces de los que disienten de sus políticas.

"Amnistía Internacional también está preocupada por el hecho de que la policía prohibió arbitrariamente el acceso a la Plaza Roja en la tradición celebración de Fin de Año a decenas de personas, sobre todo de apariencia no eslava", denuncia la organización.

Agrega que muchos de ellos fueron detenidos y trasladados a dependencias policiales lejos del centro y puestos en libertad más tarde y señala que el número de retenidos de forma arbitraria, originarios de Asia Central y el Cáucaso, oscila entre varias decenas y varias centenas.

"A Amnistía Internacional le preocupa que los acontecimientos de las últimas semanas y meses reflejan que en Rusia reprimen cada vez más las libertades de reunión y de expresión", añade la declaración, en la que la organización "llama a las autoridades rusas a acabar con esta tendencia".

Asimismo, pide que éstas sigan "la senda de la defensa de los derechos constitucionales de todos los habitantes de Rusia que quieren expresar pacíficamente sus opiniones, ya se trate de críticas a las autoridades o a cualquier otra cosa y contando con la aprobación de las propias autoridades o sin ella".