EN ESTOS DÍAS de tantas felicitaciones y cordialidades, los buenos deseos de paz y felicidad para 2011 se deben de manifestar con hechos y no con crismas navideños; dado que ya ha llegado enero, nos olvidamos de aquellos buenos deseos que solo quedan plasmados en las postales navideñas por aquello de quedar bien y cumplir la tradición.

Dicho todo esto, al ciudadano de a pie nos interesa más ver realidades que no tanta pantomima, que una vez más sale a la calle en fechas como las navideñas.

Por consiguiente, los políticos deben de ajustar sus mensajes a la realidad presente, es decir, han de ocuparse más de los muchos problemas pendientes que tienen los ciudadanos de Canarias y no poner el rostro ante las cámaras de televisión para intentar llegar a la ciudadanía con palabras o mensajes un tanto adornados, para así calar más políticamente hablando ante la población, tal y como hemos visto al presidente del Cabildo Insular de Tenerife, quien nos dedicó un pequeño mensaje navideño, olvidándose de tantos problemas que afectan a la ciudadanía insular.

Por consiguiente, pienso que la Navidad la aprovechan los políticos para lanzar su mensaje en busca de un voto que se les puede escapar y adaptarlo a sus signos partidistas.

Opino que el político debe de ser más serio cuando promete y no echar mano a la Navidad para subir peldaños. Esa no debe de ser la política de un político fiable, honesto y sincero, pues ir con la verdad por delante, y no de otra forma, debe de ser la mejor norma, aunque ya a estas alturas también hay políticos que muy poco les falta para decir misa. Posiblemente sea esa la forma que buscan, ya que la "clientela" la tendría asegurada.

Algunos son tan valientes que se agarran hasta de una patata caliente si fuere preciso para llegar nuevamente a la Alcaldía. Y que no sería de extrañar en un alcalde sobradamente conocido en estos lares por no saber hacer nada, pues le falta carácter, además de ser controvertido y abierto a sus caprichos, bastos y ambiguos.

Y creo que un alcalde que se define democrático no puede hacer gala de lo que no ha logrado conseguir. Y todo ello, por lo dicho anteriormente.

Pero el político astuto busca cualquier plebiscito con el fin de quedar bien ante la galería, sin darse cuenta de que será siempre trabajo perdido.

Así lo vemos desde la calle, y las demagogias políticas nunca han sido las mejores consejeras. Los fallos están a la vista de nuestros ciudadanos.

También en política hay hasta quien mezcla las pastillas del colesterol con la mayonesa.