La presidencia húngara de la UE arranca con los esfuerzos de Budapest y Bruselas por limar asperezas ante la polémica ley magiar de medios, con el objetivo de que este asunto no dañe el semestre de Hungría al frente de la Unión Europea.

Hungría había asegurado que la prioridad de su presidencia sería la economía, pero las críticas internacionales contra una ley que puede restringir la libertad de prensa en el país han ensombrecido los demás asuntos de la agenda en este inicio del semestre.

El presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, dijo hoy en rueda de prensa en Budapest que la ley se cambiará si así lo dictamina una investigación europea y elogió la disposición al compromiso del primer ministro magiar, el conservador Viktor Orban.

"Cambiarán la ley si la Comisión, después de la revisión adecuada y legal del texto, determina que en algún punto no se atiene a las exigencias europeas", subrayó Durao Barroso.

Agregó que "el principio de la libertad de prensa es sagrado en la UE, así como el del pluralismo de los medios".

El propio Orban reconoció ayer el "mal comienzo" de la presidencia húngara, ya que las críticas a la ley han llevado a un segundo plano las prioridades europeas de Budapest para el semestre.

EL primer ministro húngaro, sabedor de que prolongar este debate sería dañino, aseguró hoy en rueda de prensa: "haremos todo para que esta discusión no dificulte la presidencia".

Dicha ley fue criticada tanto en Europa como por la oposición en Hungría, ya que establece un consejo con amplios poderes, compuesto por miembros nombrados por el gobernante partido conservador Fidesz, y se teme que su acción pueda limitar la libertad de prensa.

El nuevo regulador tiene la facultad de imponer multas de hasta 750.000 euros a los medios que atenten contra la moral pública, un concepto vago que deja mucha libertad a la interpretación y que se teme pueda servir de mordaza contra las opiniones críticas.

Por otra parte, Durao Barroso y Orbán coincidieron en que la prioridades más importantes de la presidencia húngara serán las económicas, destacando la introducción del llamado "semestre europeo", por el que los gobiernos de la UE tendrán que adelantar el envío a Bruselas de las principales líneas de sus presupuestos para el ejercicio siguiente.

Durao Barroso dijo que "la responsabilidad de Hungría es tremenda" en el ámbito económico y que se precisa "una Europa fuerte", para lo que se necesitan "respuestas amplias" y una mayor coordinación.

En este sentido, la Alta Representante de la UE, Catherine Ashton destacó hoy también en Budapest la importancia de la unidad en el continente en momentos de crisis y aseguró que "no son 27 países que hablan un solo idioma, sino que hay un mensaje que se pronuncia en 27 voces".

También en lo referente a la armonización paneuropea de los impuestos sobre ciertas actividades financieras ha existido sintonía entre Budapest y Bruselas en este primer encuentro.

"Estamos a favor de un acercamiento común sobre un impuesto a los bancos y, si es posible, a las actividades financieras", subrayó Durao Barroso.

En lo que la presidencia húngara espera éxitos es en la integración de Croacia, país balcánico con el que se prevé concluir las negociaciones de adhesión a la UE a finales de la presidencia magiar.

Budapest también quiere llegar a un acuerdo respecto a un documento comunitario para lograr una mejor integración de la minoría gitana del continente.

Hungría cuenta con un fuerte Gobierno conservador dirigido por Orbán, líder del Fidesz que en las elecciones legislativas de abril pasado consiguió una mayoría de más de dos tercios en el Parlamento de Budapest.