Desde su lluviosa residencia parisina transmite una profunda admiración por el poeta palmero Félix Francisco Casanova (1956-1976). Escritor, poeta y periodista musical, Francisco Javier Irazoki es el arquitecto de una "Antología Poética" (Damipage) que edificó a partir de sus gustos personales. "La genialidad no se descifra", admite a la hora de buscar una explicación que justifique la madurez y calidad de un poeta veinteañero. "Con elementos mínimos y un léxico de enorme riqueza, al final construía mundos transparentes e inagotables", señaló el creador nacido en Lesaka (1954) cuando se presentó una obra que, a su juicio, concentra un "gran refinamiento formal. Tenía una hondura y un desparpajo muy personal". Cuarenta composiciones poéticas y otra inédita dan vida a un texto que gira en torno al que está considerado el "Rimbaud español".

¿Cómo, qué le impulsó y en qué momento decidió entrar en el "universo" Casanova?

Entré con placer imprevisto. De joven, cuando me dedicaba a la crítica musical, leí los versos que Félix Francisco Casanova enviaba a "Disco Expres", la revista que entonces era una pequeña isla de modernidad en la España de Franco. Las palabras del poeta tenían la hondura y gracia de la literatura más verdadera. Después busqué sus libros.

¿Cree que Félix Francisco Casanova sigue siendo el gran desconocido de la literatura?

No. Afortunadamente, gracias a la sensibilidad de editores como Josefina Betancor (Taller Ediciones JB), Jesús Munárriz (Hiperión) y ahora David Villanueva (Demipage), ha ocurrido lo vaticinado por Fernando Aramburu: Casanova era una pequeña bola de nieve escondida, su calidad rueda entre los lectores, sigue creciendo su prestigio y acabará siendo un clásico de la literatura.

¿Tendría que ser un referente poético a conocer fuera de las fronteras de este Archipiélago?

Ya ha sido difundido con éxito más allá de Canarias. Y no sólo en España. Su novela "El don de Vorace" ha recibido elogios en los más prestigiosos periódicos de Francia (Le Monde, Libération, Le Figaro). La emisora de radio France Culture le dedicó un programa, y la revista Télérama, de importante tirada, le puso la nota máxima (cuatro estrellas), puntuación que en ese número únicamente consiguieron el libro de Casanova y las Obras completas de Molière.

¿Qué es lo que más le sorprende de su obra?

En cada uno de sus versos o frases brilla la inteligencia, y continúa atrayéndome la habilidad con que combina la delicadeza y una fuerza trágica. Todo ello con otra sorpresa: la literatura de Félix Francisco Casanova tiene una gran riqueza de léxico, pero ninguna de sus palabras desconocidas por el lector común es una barrera contra la fluidez. Palabras como ejarbe, flojel o salvilla no impiden el goce a los que deseen disfrutar sin acercarse al diccionario.

¿Cómo explica tanta genialidad concentrada en tan pocos años?

La genialidad no se descifra.

¿Ha encontrado alguna conexión en Canarias entre su obra y otros autores?

La primera con su padre, el también poeta Félix Casanova de Ayala, un autor que deberá ser estudiado de nuevo. Por cierto, Casanova de Ayala, hombre de gran conocimiento literario, trabajó con los materiales rechazados por el hijo y juntos firmaron el volumen "Cuello de botella", que Félix Francisco vio acabado pero no editado. La influencia sobre otros poetas se verá cuando pasen los años.

¿Cómo se planteó organizar su antología poética?

Pensé que para observar mejor la evolución convenía presentar los poemas en orden cronológico. Su primera etapa poética es de una gran exuberancia de imágenes, pero muy pronto logra la depuración expresiva de los creadores adultos. A los diecisiete años alcanza la sobriedad que aumenta el misterio.

¿Qué criterios siguió a la hora de montar este libro?

Exclusivamente el gusto personal. Opino que la refinadísima "Una maleta llena de hojas" y los poemas posteriores son la parte principal de su obra.

¿Qué misterios esconde el diario de Félix Francisco Casanova?

Son misterios menores. El diario completa el retrato del escritor, pero lo sustancial de su obra se encuentra en la novela "El don de Vorace" y en la obra poética. Con todo, me gusta la gracia o el desparpajo de sus anotaciones en "Yo hubiera o hubiese amado".

¿Hay fragmentos en los que se intuye el perfil atormentado de un escritor?

El dolor de Casanova está concentrado en la novela y en los versos.

¿Por qué, se lo planteo desde la generalidad, sigue costando tanto aceptar a la poesía?

Tengo la impresión de que tres circunstancias dificultan la conexión del género con un público mayor. Por un lado, en las escuelas (al menos en la francesa, que es la más cercana para mí) se identifica al poema con la ñoñería trasnochada. Los niños -mis hijos, sin ir más lejos- aprenden de memoria unos versos de ínfima calidad. Bastantes maestros franceses no tienen en cuenta que el niño es un ser reflexivo y sensible, aunque falto de experiencia. Tampoco olvidemos la torpeza de algunos editores. Por último, hay artistas que creen que la hondura es neblinosa, y transmiten un vacío intrincado.

¿Hace falta riesgo para descubrir a nuevos Félix Francisco Casanova?

Sí. No tengo ningún vínculo económico con la editorial madrileña Demipage; por eso puedo reconocer su excelente labor. El riesgo es el sello de esa casa. Un ejemplo necesario.