La expedición Malaspina que acaba de arrancar con la salida al mar desde Cartagena, el domingo, del buque Hespérides, obtendrá 70.000 muestras marinas y generará un catálogo genómico del plancton del océano más profundo con el descubrimiento de nuevos genes, un logro que no se ha conseguido todavía nunca.

Así lo ha explicado a EFE el coordinador científico del proyecto, el investigador Carlos Duarte, del CSIC, a bordo del Hespérides, rumbo a Cádiz, en donde llegará hoy, para iniciar el miércoles un viaje que le llevará a recorrer el mundo, con el objetivo de investigar el cambio climático.

Uno de los grandes objetivos del proyecto es elaborar un inventario genómico que permitirá grandes avances y aplicaciones en todos los ámbitos científicos, y será "custodiado" para las próximas generaciones de investigadores.

Este catálogo de genes de los fondos marinos permitirá el estudio no sólo del genoma de una especie sino del de toda una comunidad microbiana o metagenoma, ubicada a más de 4.000 metros de profundidad.

Actualmente, se tienen descritos casi 200.000 organismos marinos pero se calcula que puede haber alrededor de dos millones.

Teniendo en cuenta que el ritmo de descripción de nuevas especies es de unas dos mil al año, "el tiempo estimado para disponer de un inventario completo de los fondos marinos oscila entre trescientos y mil años", ha advertido Duarte.

No obstante, "hay un atajo" para no tener que esperar tanto, ha añadido el científico; las aproximaciones de "genómica masiva" y las nuevas técnicas que incorpora el Hespérides en la campaña Malaspina permiten describir el conjunto de miles de millones de microorganismos contenidos en unas decenas de litros de agua del océano profundo.

La expedición recoge las muestras a través de un sistema que consiste en un enorme cilindro metálico, denominado roseta, con 24 botellas adosadas a lo largo de su perímetro, con capacidad de 12 litros cada una de ellas.

Una de esas botellas incorpora un novedoso filtro diseñado y patentado por el grupo de Ecología de la Universidad de Cádiz, al que se adhieren microorganismos de entre 0,02 milímetros y 0,2 milímetros ubicados a más de 4.000 metros de profundidad.

El análisis de estos microorganismos, a los que con las técnicas previas a este filtro era imposible acceder, permite determinar cuántos grupos taxonómicos o equivalentes al concepto de especie puede haber en una muestra, así como estudiar las características principales del plancton más profundo, aportando importantes claves científicas.

Hasta el momento, sólo en dos ocasiones se habían conseguido tomar muestras similares del océano abierto dada la complejidad de las técnicas para la obtención de grandes cantidades de agua de las profundidades, y asimismo debido al elevado coste de cada inmersión de la roseta, que ronda los 4.000 euros.

Durante la campaña Malaspina está previsto bajar este artefacto unas 70 veces en puntos oceánicos "inexplorados", lo que multiplicará por un factor 35 el número de muestras obtenidas de los océanos profundos y los datos sobre especies marinas desconocidas.

Se capturarán aguas formadas recientemente y antiguas para evaluar cómo han variado las propiedades del océano y cómo van cambiando las propiedades microbianas a medida que envejecen, según Duarte.

Hoy en día, se conoce sólo entre el 5 y el 10 por ciento de la superficie del océano abierto, pero la cifra de muestras obtenidas a partir de los mil metros "se cuentan con los dedos de la mano".

Pese a que el océano es "el mayor ecosistema del Planeta" y contiene alrededor del 95 por ciento de todo el volumen habitable de la biosfera sigue siendo "el gran desconocido".

El océano es el "mayor bosque microbiano" de la Tierra y muchos microorganismos son fotosintéticos y responsables de dos terceras partes de toda la producción de oxigeno del Planeta, aparte de capturar dióxido de carbono de la atmósfera y atenuar el cambio climático.