Enrique Dans estuvo en Tenerife para ofrecer a empresarios y políticos su visión de los cambios que están ofreciendo las nuevas tecnologías. Es uno de los miembros con más seguidores en las diferentes redes sociales de la comunidad hispana en internet, el perfil que se le suele atribuir a un "gurú" de las nuevas tecnologías.

Estos días se habla de que los internautas está defendiendo lo que se conoce como la neutralidad en la Red, ¿qué significa?

Es un principio muy sencillo. Se trata de que cuando se transmitan bits a través de la red, no sean discriminados en función de su origen, destino o tipo de contenido. Es decir, que cualquier empresa que se conecte a un extremo de internet pueda transmitir lo que quiera, y que cualquier persona en el otro extremo pueda recibirlo sin que sea discriminado porque llegue a un acuerdo con una operadora o ésta decida que no quiera transmitirlos porque es una información que no le gusta o usa un formato que no la convence.

¿Regularizar el uso de internet no merma la competencia?

Justo lo contrario. El problema es que internet ha permitido un entorno enormemente competitivo gracias al hecho de que es neutral. Ahora las operadoras, para maximizar sus beneficios, pretenden de que deje de serlo. Lo que dicen es que quieren dejar de ser "tuberías" por las que pasan bits. Además, quieren ser árbitros para poder decidir a quién le cobra más o menos por darle más calidad. Dicen que otras empresas, como Google, se están enriqueciendo utilizando sus infraestructuras y reclaman parte de esas ganancias. Es una aberración. Son empresas que construyen unas carreteras, que si quieren pueden cobrar peaje, pero tendrían cobrarle peaje a todo el mundo, no sólo a los que ganan mucho. Si esto ocurriese, las empresas innovadoras o que creen nuevos servicios tendrían que pasar por estas aduanas para llegar a los usuarios y esto ahogaría la innovación.

¿Esta situación no se produce por el incremento en el uso de teléfonos con acceso a la red?

Las operadoras amenazan con que se va a saturar la red y que necesitan gestionar esta situación. En la práctica no es cierto. Llevan mucho tiempo amenazando con la saturación en las redes. No están en su máxima capacidad y ganan más dinero que nunca. En las redes móviles la capacidad es muy superior a lo que nos están diciendo. Pero les interesa presentar una imagen de este tipo, engañar al Gobierno para que preserve esas ganancias.

Wikileaks

En medio del debate acerca de la neutralidad en la Red surge la polémica Wikileaks con la liberación, a cuentagotas, de cientos miles de cables diplomáticos de EEUU. Esta web sufre ataques para impedir que siga ofreciendo su información. El proveedor norteamericano de alojamiento de su página decidió dejar de prestarles servicio. Unas horas después, otro proveedor que permite acceder a su web utilizando el nombre wikileaks.org también los expulsó. Como si fuera un éxodo, el barco capitaneado por Julian Assange persigue un lugar donde ofrecer su mensaje. Varios países, como Francia, buscan que deje de ofrecer su servicio.

¿Estamos viviendo una guerra cibernética en la que los poderes establecidos luchan contra una sociedad que quiere que la información sea más abierta?

Sí, es justamente eso. Wikileaks es un fenómeno imparable. Lo que hace es ofrecer una alternativa a lo que llamo habitualmente el eslabón débil. Es decir, si estás en una cadena de mando militar, o diplomática, y ves que hay operaciones que vulneran tus estándares éticos o morales, es muy difícil que hagas algo, porque supone estar en una posición de alto riesgo. Wikileaks busca formas digitales para que cualquier persona pueda mandar una serie de documentos y realizar una denuncia. Tiene abogados para intentar entender estos documentos. Por supuesto, hay técnicos que permiten crear y utilizar conexiones seguras. Y, muy importante, periodistas que permiten comprobar las fuentes de información de la denuncia. Con esta infraestructura se hace más fácil al eslabón débil romper la cadena de autoridad. Desde este punto de vista, Wikileaks es imparable. Si se consigue parar a esta organización, aparecerán muchas otras. Es la consecuencia de una sociedad hiperconectada. Los ataques que recibe son inéditos en la historia de internet. Un Gobierno conmina a todos sus proveedores de servicios a que dejen de prestárselos. O, por ejemplo, intentar tirar abajo su página web. Un ataque contra la libertad.

¿Internet es una especie de monstruo que al alcanzar una meta de libertad, no tiene vuelta atrás?

En gran medida, sí. No es un monstruo, lo que hace es eliminar rigideces que antes condicionaban determinadas reglas. Lo que hacía que las empresas comunicasen de una determinada forma se debía a que vivíamos en un mundo profundamente asimétrico en el que no todos podían ser escuchados por muchos si no era con una gran inversión. Hoy en día una persona, gracias a internet, puede hacerlo. Esta transformación afecta a la forma de vender, de comunicarse con los clientes, e incluso a la forma de gobernar. Ya no es lógico que un Gobierno no sea transparente. Se le exige a los ministros que digan dónde están, con quién se reúnen y qué comprometen en función de qué apoyo. Se exige una transparencia porque lo permite la red.

Esa misma libertad puede ser utilizada de forma perjudicial. ¿Es necesario un aprendizaje en un entorno en el que existen tantos "faros" como personas?

Efectivamente. El que hubiera una serie de faros no era una situación adecuada. Debería de existir esa posibilidad en función de que la audiencia reconoce el liderazgo. También ocurren otros pequeños problemas. Durante muchas generaciones, todo lo que salía en un medio se consideraba como verdad. Como ahora lo puede hacer cualquiera, no puede ser así, es como las opiniones, cada uno tiene una. A lo que nos obliga es a tratar la información con un sentido más crítico. En la red hay mecanismos que nos permiten comprobar si un contenido es bueno o no, como el ránking en una búsqueda, las opiniones de otros, etc. Estas capacidades se adquieren con la práctica.