RECIENTEMENTE se ha celebrado en el Puerto de la Cruz el V Congreso de Zonas Comerciales Abiertas, acontecimiento que nos resulta especialmente relevante no sólo por el gran número de asistentes, sino por lo que significa para el subsector de comercio interior.

El comercio interior, como se sabe, ha pasado por numerosos procesos de reestructuración, derivados de los importantes cambios habidos tanto en la demanda de los clientes como en las respuestas dadas desde las distintas formas de distribución, o lo que es lo mismo, distintos tipos de comercio que han aparecido en los últimos años y que han permitido al público consumidor adquirir nuevos y numerosos productos de muchas maneras distintas.

El desarrollo de una gran variedad de comercios ha sido una constante que ha marcado el devenir del mismo en estos años. A los consumidores finales este proceso les ha permitido nuevas experiencias de compra y nuevas satisfacciones, ya que ha sido el comercio el que se ha adaptado a sus inquietudes y necesidades, y no como hasta entonces, que era el consumidor el que tenía que adaptar sus demandas, horarios y servicios a las posibilidades del mismo.

Este proceso ha supuesto importantes ventajas para muchos en la medida en que:

1. Ha permitido al comercio globalmente su revitalización.

2. A la economía en general le ha descubierto nuevas formas de crear riqueza.

3. A los ciudadanos les ha aumentado su capacidad de elección.

Sin embargo, a los comerciantes que de forma individual ya existían les ha supuesto un auténtico quebradero de cabeza en la medida que han tenido que responder y actuar en función de los acontecimientos que se les vinieron encima. Esta respuesta ha sido muy desigual y variada en función del momento. Así, inicialmente, algunos optaron por ignorar lo que la realidad parecía confirmar, al entender que no era más que una moda pasajera que desaparecería, por lo que no cabía respuesta alguna. Posteriormente, ante los hechos consumados y pérdida de ventas, se optó casi de forma generalizada por exigir a la Administración que actuase de forma contundente, prohibiendo estas nuevas iniciativas empresariales. No obstante, un sector de ese comercio comienza a debatir que la respuesta a la situación existente había que plantearla de diferente manera, esto es, con ideas y proyectos empresariales nuevos, ya que la queja y el lamento no suponían solución alguna.

En Canarias, por su condición de territorio doblemente insular, la situación se tornaba en aparentemente más compleja para los pequeños empresarios locales dada su dimensión y posibilidades, por lo que las respuestas debían ser novedosas. En tal sentido, un grupo de líderes empresariales del sector comercial plantean un modelo de gestión sectorial alternativo al que hasta ese momento se seguía. Esto es, los pequeños comercios podían alcanzar mejoras, en la medida que en la zona en que estuviesen ubicados existiesen unas condiciones comercialmente atractivas tales que incentivasen la atracción del público a la misma.

Es este planteamiento, el de Zonas Comerciales Abiertas, el que ayuda a las pymes del comercio a mejorar. La ubicación, en zonas históricas y de relevancia, de estas pequeñas empresas ayuda en este planteamiento, ya que existen factores intangibles y emocionales sobre los que se puede trabajar para lograr el éxito.

La consideración zonal del comercio permite, además, incorporar el proyecto al conjunto de actividades económicas de dichas zonas, incluido el ocio y la restauración, lo que sin duda genera importantes sinergías, esto es, que todos, al estar concentrados, obtienen mayores ventas, derivadas del grado de atracción que supone la zona, pudiendo desarrollar nuevas iniciativas de carácter global, e incluso se posibilita una mejora de aquellos costes que puedan ser compartidos, lo que sin duda redundará en una mejora de los beneficios finales de cada empresa.

Desde la Dirección General de Comercio se ha entendido que este es un excelente camino de mejora para las pequeñas y medianas empresas, que les permite competir con ventaja frente a las grandes y nuevas empresas de distribución, lo que sin duda resulta importante, ya que es necesario que la oferta comercial sea lo más completa y equilibrada posible a fin de salvaguardar la libertad y posibilidades de elección del consumidor final, evitando que las prácticas empresariales, en su afán por aumentar las ventas y los beneficios, impliquen una disminución sustancial de la competencia.

Además, las actuaciones públicas en forma de apoyos al sector obtienen una mayor "rentabilidad" en la medida en que los beneficios derivados de los esfuerzos, al mejorar físicamente las zonas comerciales abiertas, repercuten en un conjunto amplio de empresas y sectores, lo que sin duda implica un menor "esfuerzo" presupuestario.

Este conjunto de actuaciones no evita que los empresarios de dichas pymes tengan que llevar a cabo procesos de mejora en sus negocios, ya que les corresponde a ellos proponer ofertas y servicios competitivos a los consumidores, puesto que el éxito de estas zonas comerciales depende, fundamentalmente, de sus esfuerzos tanto individuales como de conjunto.

Después de algunos años de implantación de este modelo a lo largo de todo el archipiélago, se ha demostrado que, efectivamente, esta estrategia permite la consecución de ventajas para las empresas del conjunto de las zonas comerciales, de las empresas en particular y, en general, del pequeño y mediano comercio de ciudad. Con la revitalización de los espacios urbanos de ciudad se han recuperado valores culturales que parecían haberse perdido, como es convertir la compra en un acto capaz de generar amplia utilidad a la vez que lúdico, de ocio y cultural, logrando con ello disminuir el esfuerzo de la compra.

Las condiciones climatológicas y culturales de Canarias han ayudado en el éxito de esta fórmula y han supuesto una fuerte competencia para los centros comerciales cerrados, lo que ha llevado a estos a reaccionar con fórmulas similares que pretenden imitar al centro de las ciudades.

Como muestra de éxito cabe citar, entre otras, al casco histórico de La Laguna, así como los distintos congresos celebrados, lo que ha venido a demostrar que sólo mediante la colaboración público-privada se puede avanzar en una relación de madurez por ambas partes, donde la Administración respete y apoye la opinión e iniciativas privadas y ésta entienda que es ella la única protagonista del crecimiento y desarrollo económico, y por ello le corresponde promover e innovar en negocios y actividades, en la medida que se adapten a los caprichosos cambios de los consumidores canarios.

Creemos que en Canarias no hemos sido conscientes de la importancia de esta novedosa estrategia que ha sido "diseñada" en Canarias, que está siendo imitada en otras partes del territorio nacional e, incluso, está siendo exportada a otros países cercanos, por lo que parece claro que tiene recorrido y profundidad. Por ello, en el futuro volveremos a abordar algunos aspectos de la misma.