COMENZAMOS nuestro editorial de hoy preguntándonos, como lo hemos hecho en otras ocasiones, por qué los canarios tenemos que soportar la miseria en la que vivimos. ¿Por qué nuestra mejor gente joven tiene que emigrar a otros países, mientras que Canarias se está superpoblando de gente sin formación? Pues por su dependencia de una Metrópoli que la coloniza. Una situación que no quieren remediar los políticos. Ni los que militan en partidos estatales, como el PSOE o el PP, porque están al servicio de Madrid y de Las Palmas, que es donde tienen sus sedes regionales, ni tampoco, y eso es lo peor, eso es lo que más nos duele, los políticos nacionalistas de CC, porque en realidad no son nacionalistas sino unos individuos que le toman el pelo al pueblo. Se da el caso de alguna nacionalista que hasta se ha hecho socialista para que Zapatero le sonría cuando la ve en el Congreso de los Diputados. Y mientras tanto, su pueblo, el pueblo que confió en ella para que lo redimiera de su esclavitud colonial, pasando hambre.

HOY es un desdoro público ante el pueblo, escúchesenos bien, ante el pueblo, decir que se ostenta un cargo político o que se está afiliado a un partido. En cambio, es un signo de patriotismo, de solidaridad, afirmar con rotundidad que Canarias debe dejar ya atrás su subordinación, su sometimiento a la nación española que la coloniza y pedir abiertamente la independencia. Los acontecimientos internacionales nos están dando la razón de forma pavorosa, porque es para sentir temor ante el futuro inmediato que nos espera si antes, es decir, de forma inmediata, no nos convertimos en un país soberano con bandera y asiento en los foros internacionales. Un país que no sea susceptible de ser anexionado en cualquier momento por Marruecos. Alguien puede pensar que exageramos, pero, ¿qué está ocurriendo en el Sahara?

Enseguida vamos a entrar en el análisis de los sangrientos acontecimientos que se han producido en esa antigua colonia española. Pero antes queremos puntualizar algo sobre otro asunto no menos importante por lo que afecta a la política exterior de España y por sus repercusiones sobre Canarias, que sigue compartiendo la suerte de su Metrópoli, muy a pesar de los canarios, debido a su ignominiosa dependencia colonial del Gobierno de Madrid. Algún atrevido ha dicho, o ha dado por seguro, que la situación de Ceuta y Melilla es distinta a la que se dio en el Sahara de 1975, cuando los españoles fueron expulsados a patadas de ese territorio, al igual que lo fueron de sus demás colonias, y al igual, asimismo, que serán expulsados de Canarias si antes no obran con sensatez y se van por las buenas. Quien piense que Ceuta y Melilla serán siempre españolas se equivoca por completo. Ambas ciudades caerán. No porque lo diga EL DÍA o José Rodríguez, que es su responsable máximo, sino porque ambas están en territorio marroquí y, en consecuencia, le pertenecen a Marruecos.

¿POR QUÉ ha ocurrido lo del Sahara en estos días? Sencillamente porque el Sahara era una colonia que perdió su condición de tal y pasó de depender de un país que está en otro continente (algo completamente absurdo), a estar integrada en la nación que tiene a su lado. Porque el Sahara era una colonia, aunque sus habitantes tuviesen carnet de identidad español y contasen con sus procuradores en Cortes con sus turbantes y sus chilabas; es decir, con un remedo de los actuales Perestelo y Oramas en las Cortes del Rey Juan Carlos. Podemos decir que el Sahara está siendo la punta del iceberg de lo que puede suceder aquí, en este Archipiélago, en cualquier momento. Nos entristeceríamos, porque somos pacifistas hasta el extremo de repudiar cualquier violencia, venga de donde venga, pero el pueblo está harto de que lo engañen. La gente está muy alterada por tener que hacer cola para comer una vez al día, mientras los políticos y los sindicalistas almuerzan y cenan en restaurantes de lujo. Por eso, lo reiteramos no para cansar al lector sino porque estamos plenamente convencidos de que será así, la misma explosión social que se ha producido en el Sahara puede ocurrir en Canarias. Rogamos a Dios que ponga su mano para que no lleguemos a ese extremo. Y en caso de producirse, no será porque España abandone estas Islas lo mismo que abandonó el Sahara (que ojalá lo haga), sino por los abusos de los partidos políticos; por la existencia, cada vez mayor, del hambre, los harapos y la miseria. ¿Quién puede cuestionar las razones y las verdades tanto de EL DÍA como de los independentistas del Movimiento Patriótico de José Luis Concepción, del Congreso Nacional de Canarias de Antonio Cubillo o del Taller Secundino Delgado de Hilario Rodríguez, entre otros? Sabemos que hay muchos políticos cínicos y tan comprometidos con su partido y su procedencia peninsular, o de Las Palmas, que no quieren la independencia. Pero la independencia llegará. Y con ella lo hará la libertad, la identidad y la dignidad para unos ciudadanos, los canarios, que podrán ir por el mundo con la cabeza alta, que es como van los ciudadanos libres, y no humillados y sojuzgados por su condición de indígenas coloniales y colonizados, además de ultraperiféricos de un continente que está alejadísimo de nosotros.

LA independencia llegará, volvemos a afirmarlo, y con ella desaparecerá la corrupción galopante que padecemos hoy en día, que es otro de nuestros males. Una nueva política, lo decimos una vez más, a cargo de hombres y mujeres con la mente y las manos limpias, capaces de trabajar por su pueblo sin entregarse de manera vergonzosa a los intereses de quienes nos colonizan desde hace casi seis siglos, como lo ha hecho la Niña socialista de Madrid. Mientras tanto, debemos soportar muchas desvergüenzas. Entre ellas, el silencio de los medios de comunicación españoles sobre lo que está sucediendo en estas Islas. Un mutismo lógico porque España no quiere soltar la finca canaria; la teta canaria, y que nos perdone el lector por hablar así, pero es de esta forma como se expresan nuestros campesinos.

Mientras tanto, España nos narcotiza con las mentiras de algunos de sus políticos y hasta de sus ministros. Lo ha hecho hace unos días el actual titular de Trabajo e Inmigración del Gobierno de España, Valeriano Gómez, al afirmar que durante la segunda parte de 2011 comenzará a crearse empleo neto y que 2012 será ya un año de franco crecimiento. ¿Cuántas veces hemos oído lo mismo, con distintas fechas para iniciar el período de recuperación, durante los últimos meses? Que demuestre el ministro de Trabajo cómo puede haber crecimiento si no hay ayudas a las empresas y sin que el Gobierno deje de subvencionar a los gandules.

Y ZAPATERO se fue a Afganistán a hacerse una foto con chaleco antibalas. ¿Está o no está España en una guerra? Si no lo está, ¿a cuenta de qué tantas medidas de seguridad? Respecto a la foto, ¿por qué se criticaba a Aznar a cuenta de la que se hizo en las Azores con Blair y Bush? Y acabamos. Una vez más (lo hemos hecho en reiteradas ocasiones durante los últimos días) hacemos referencia a nuestra edición del pasado domingo. En las páginas de cultura incluíamos una noticia sobre una alianza bibliotecaria entre Tenerife y Cabo Verde; información ilustrada con una fotografía en la que se ve al presidente del Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo, Francisco García-Talavera, junto con Paulinho Monteiro, administrador de la Universidad de Cabo Verde, el profesor José María Semedo, adscrito a dicho centro superior, y el director del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, Lázaro Sánchez. Qué diferencia entre los canarios y los caboverdianos. Dos indígenas colonizados, a pesar de sus conocimientos, su sapiencia y su preparación, que son García-Talavera y Lázaro Sánchez, junto a dos ciudadanos dignos de un país libre; de un archipiélago de menor superficie y población que Canarias, aunque con identidad propia, con representación en los organismos internacionales. Aunque España no sea un país civilizado sino primitivo y de bárbaras costumbres políticas, ¿por qué no se comportan los gobernantes españoles con el mismo civismo con que lo hicieron los portugueses cuando liberaron a sus colonias? Qué pena por Canarias y por los canarios, y qué desconsuelo ante lo logrado por ese dignísimo archipiélago vecino nuestro.