La perspectiva de contar próximamente con una nueva facultad no basta a los alumnos que cursan titulaciones relacionadas con la educación en la Universidad de La Laguna. El mal estado de las instalaciones que ocupan actualmente -divididas entre la antigua escuela de Magisterio, la torre de Químicas y el sector del edificio central conocido como "la chocolatera"- ha colmado su paciencia, hasta tal punto que ayer se lanzaron a la calle para exigir al rector soluciones a corto plazo, entre ellas el cese de las obras que se ejecutan en el centro y que, a su juicio, dificultan la docencia y suponen un riesgo para los estudiantes.

"Por una facultad con dignidad", "Nuestra facultad, una ratonera" o "Solo pedimos lo que nos pertenece" fueron algunos de los lemas que corearon cerca de 200 alumnos -y también profesores- en su marcha hacia el Rectorado, donde una delegación de ellos fue recibida por representantes del gobierno universitario.

El problema parece de difícil solución: las obras generan molestias, pero solventar los múltiples desperfectos y deficiencias que presentan las instalaciones requiere más obras. Sin embargo, las restricciones presupuestarias limitan la ejecución de nuevos trabajos. Otras obras, las dirigidas a trasladar paulatinamente al edificio central de los servicios del Rectorado, complican aún más la situación al obligar, a su vez, al traslado de parte de la docencia que se imparte en la facultad sin garantizar las condiciones mínimas para ello, según los estudiantes.

Una vez concluido el encuentro, las visiones de unos y otros seguían siendo muy opuestas. Según el jefe de Gabinete del rector, Antonio Rodríguez, el compromiso del equipo de gobierno con la Facultad de Educación ha sido "más que manifiesto", pero las obras en que se ha plasmado "conllevan incomodidades y problemas". Son precisamente algunos de estos trabajos los que han suscitado las protestas del alumnado. Rodríguez aseguró que estas actuaciones habrán concluido el viernes de la próxima semana.

Sobre los problemas de accesibilidad de los inmuebles, el grupo de gobierno planea la instalación de dos ascensores y la aplicación progresiva de un plan para superar estas dificultades. Sin embargo, Rodríguez advirtió de que esas medidas exigen obras y que, además, el contexto de la crisis obstaculiza su financiación.

Respecto a la "masificación" de las aulas -que el gobierno universitario admite-, se centra en los estudios de Pedagogía, que no cuentan con límite de plazas, una decisión que correspondería proponer, matizó Antonio Rodríguez, a la dirección de la facultad, que hasta ahora "no ha querido asumirla" por "razones sociales".

Los alumnos no quedaron convencidos con estas explicaciones. "No toleraremos más esta situación", insistió Seila Martín, una de las portavoces del colectivo, para la que el argumento de la falta de presupuesto no es válido cuando sí se ha iniciado el traslado de las dependencias del Rectorado. Sobre esta actuación, los estudiantes critican que "se atienda un derecho (el de los trabajadores del Rectorado) en detrimento de otro" (el de los propios alumnos).