En Santa Cruz de Tenerife hay 476 ciudadanos de nacionalidad china. No es el colectivo extranjero más numeroso pero sí es uno de los que más curiosidad despiertan. En ciertas zonas, como en los alrededores de la plaza de la Madera, los comercios chinos de todo tipo han proliferado: ropa, bazar, comida e incluso una peluquería pueden encontrarse en las calles Doctor Allart y en la calle Santo Domingo.

Esta proliferación en ocasiones ha despertado suspicacias y ha creado leyendas urbanas sobre los chinos que poco tienen que ver con la realidad. Los residentes en Santa Cruz de origen chino son nuestros vecinos, pero provienen de una cultura tan diferente a la nuestra que en ocasiones parece extraña. Por una vez vamos a preguntarles a ellos cómo ven la ciudad y a los chicharreros.

Preguntamos en Ho Ping, una tienda de ropa. La chica que nos atiende le traduce lo que pensamos hacer a una mujer algo mayor. Dice que se llama Susana y que tiene 23 años (bueno, en realidad, es el nombre que utiliza para los clientes españoles). Explica que lleva "cinco años" viviendo en Santa Cruz de Tenerife y que lo que más le gusta de la ciudad es "el muelle" y lo que menos "la poca comida de chinos que hay". Aclaración: la comida de los restaurantes chinos se parece muy poco a los típicos platos de los orientales. En primer lugar porque China es muy grande y la gastronomía es diferente según las zonas y en segundo porque sólo hay que pasarse por un supermercado con productos chinos para darse cuenta de que la variedad es mayor que la que nos ofertan en las cartas de los restaurantes, adaptadas al paladar occidental.

Susana explica que antes que en Santa Cruz de Tenerife estuvo viviendo en Alicante, y que también le gustó la zona.

Lo que menos le gusta de la ciudad es que "la gente no conoce muchos chinos", así, piensa que la ropa "es muy mala o muy barata". También nos menciona los problemas de comunicación que los chinos tienen a veces con los chicharreros y que a veces nosotros pensamos que son antipáticos, pero es que ellos no saben cómo expresarse en español.

Un ejemplo de ello es su vecino de la tienda de todo un poco Long, de 46 años. En seguida se pone a charlar (se le nota que le gusta hablar), pero tiene alguna dificultad para expresarse en español. Long lleva 11 años en Santa Cruz de Tenerife y vive aquí con toda su familia.

Lo que más le gusta a Long de Santa Cruz de Tenerife es "el tiempo" cálido que disfrutamos todo el año y lo que menos, "los niños que vienen a robar". Long explica que algunos chavales españoles de diez años entran en la tienda con la intención de robar, no de comprar nada. Él tiene hijos y dice que al principio tuvieron ciertas dificultades en el colegio "porque no hablaban bien" y, según lo que nos parece entender, otros niños se reían de ellos.

Ahora no tienen esos problemas, pero en el colegio les va "más o menos". "No les gusta estudiar", explica.

Si se le habla de la crisis, Long es claro: "No hay dinero". La gente compra menos, pero los comerciantes como él tienen que pagar más porque las facturas del agua, luz o la contribución al Ayuntamiento han subido.

Nos explica que al chino le hace falta poco para vivir, con que tenga para comer y poco más le basta, pero cree que la situación "es más difícil que antes". Sus clientes son chinos y españoles, aclara.

En Comercial Wu nos atiende una chica que dice que no habla bien español y que su jefe viene la semana que viene. Es con bastante, la china que mejor habla español de todas con las que hemos tratado, pero rechaza con educación nuestra entrevista.

Jinwey, de 30 años, está en un comercio cercano donde se vende casi de todo (incluso una bandera de España). Habla poco español, pero nos dice que lleva un año y medio en Santa Cruz de Tenerife y que no le gusta. Le preguntamos dónde vivía antes y nos dice: "Barcelona". Una gran ciudad en ocasiones ofrece cosas que otra pequeña no puede, y viceversa.

En la calle Santo Domingo hay un par de comercios chinos y vemos una familia de gitanos que está comprando grandes cantidades de prendas de ropa, suponemos que para vender en el rastro.

A China, solo en vacaciones

Yong, de Comercial Yong Sheng, lleva 22 años en España, 10 de ellos en Santa Cruz de Tenerife. Tiene claro que su lugar de residencia es éste y que a China va "de vacaciones". Si se le pregunta si se ha sentido discriminado, contesta que "españoles hay buenos y malos, como en todos los países". "Si trabajas, es fácil estar en un país, en todos los sitios es igual", opina. A sus 38 años, Yong dice que tiene "las discotecas ya olvidadas", que se siente "mayor" para ir a ellas. Rechaza que le hagamos una foto, pero explica las razones: "Hablamos de algo y luego en el periódico sale otra cosa".

Lihua Mao regenta la única peluquería china que hay en Santa Cruz de Tenerife. Está situada en la calle Doctor Allart y el grueso de su clientela es española.

Lihua lleva cinco años en Tenerife y dice que la isla le gusta más que Madrid, lugar en el que residió con anterioridad. "Estudié en Madrid en una Escuela de Peluquería", detalla. El secreto del éxito de su peluquería son los precios y los masajes. "Lavamos la cabeza con un masaje, así se quita el cansancio a las clientas", explica.

La técnica consiste en que te enjabonan la cabeza en seco. Con un dispensador con champú y agua te echan el líquido y empiezan a hacer espuma. Cuando el cabello está totalmente espumado y mojado comienzan a darte un masaje con las manos que se extiende también al cuello. Después, te aclaran y te ofrecen "crema para las puntas". Antes de peinarte, te dan otro masaje en la zona de los hombros.

A las clientas españolas que les preguntamos, declaran estar encantadas y que el precio "es muy barato". En la puerta de la peluquería, en español y de forma clara se explican los diferentes servicios y su precio. El masaje está incluido en un servicio normal de lavar y peinar.

Lihua dice estar contenta con sus clientas, que "son muy amables". La prueba de que las españolas allí son el grueso de su clientela está en las revistas del corazón.

Lihua, que para los españoles dice llamarse Cristina, tiene una hija y explica que va al colegio La Pureza. ¿Por qué ese colegio? "Todo el mundo me dijo que ese colegio era muy bueno y a mi hija le gusta, está cerquita..."

Un clásico local chino de la zona que hace un tiempo cambió de ubicación es el restaurante Xin Xin. Su dueño, Chen, de 46 años, lleva 17 en Santa Cruz de Tenerife. Asegura que él está muy integrado, que todo el mundo es "muy amable" y que no tiene ninguna pega que sacarle a la ciudad. Aunque cambió su ubicación en la plaza de la Madera a la calle Candelaria, dice que sus clientes "casi son los mismos" y que él cree que repiten porque les gusta la calidad de su comida.

Le preguntamos por una prueba inequívoca de integración. ¿Alguna vez se ha disfrazado en Carnavales? "¡Nooo!. Eso no me gusta y no lo voy a hacer si no me gusta. Pero mis hijos sí que se disfrazan", aclara.

Sobre la comida que se hace en China y la de aquí, Chen se muestra más hablador. "El pato de Pekín que se hace en Pekín no tiene nada que ver con el de aquí. Se necesita un horno especial, muchos ingredientes no llegan, los patos están colgados en el escaparate del restaurante y aquí Sanidad no deja...". Además, explica que en China todo, el pescado, la gallina, los patos... están vivos en los mercados. El cliente elige y se lo matan en el momento. De hecho, el precio de los animales que se venden ya muertos baja mucho, detalla. En los restaurantes especializados en pescado, el cliente elige de la pecera de la entrada cuál quiere comer. Con 46 años, Chen lleva "30 años en hostelería" y eso se nota en una breve conversación.

Sobre el nuevo Xin Xin, que es bufé, pero también restaurante, según lo que prefiera el cliente, una curiosidad para amantes de la artesanía. El carro que luce a la entrada del restaurante está hecho y traído de Xi''an, la ciudad china del mítico ejército de guerreros de terracota.